DECIMA FECHA – APERTURA 2006
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Arsenal | 2 | 1 |
Quilmes |
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1 |
Mario Cuenca Javier Gandolfi Gabriel Loeschbor Victor Lopez Ibrahim Sekagya Pablo Garnier Alejandro Gomez Carlos Castiglione Juan P. Caffa Santiago Raymonda Mauro Obolo |
Damian Grosso |
22 |
Cambios: ST 0′ Torres X Luna, 13′ Rusculleda X Coyette y 28′ Bustos Montoya X Gimenez Gol: PT 40′ Gomez (A), ST 4′ Diego Torres (Q), ST 41′ Valdemarín (A) Arbitro: Claudio Martin. Estadio: J. Grondona Campo: Bueno. Público: 4.000 |
Otra más, ¿y van?
Sobre el final del partido recordé rápidamente mi pensamiento tras el gol de Torres: “Un empate. Bueno, tres puntos sobre treinta, ya –ganamos- un partido” y el amargo hiel de la derrota inundó mis ojos de lágrimas, de irrealidad, de tristeza y desconcierto.
Me senté en la popular, y me digné a “caer” nuevamente en la realidad cervecera. En que Quilmes hoy por hoy es un equipo que necesita de once pilas para funcionar, pero tiene tan solo tres, o cuatro que rinden lo suficiente.
¿Tan difícil era que Diego Torres comience jugando el partido y que Luna lo vea desde el banco? ¿Tanta dificultad reside en la simple ecuación matemática de que si Quilmes sigue sin ganar el descenso va a golpear las puertas de Av. Vicente Lopez cada vez más fuerte?
Quilmes perdió otra vez sobre el epílogo del partido, y esto es simple y no descubro nada nuevo, no sabe cerrar los partidos.
Porque alguna vez, un conocedor del fútbol en una charla mano a mano conmigo me confesó que “los más importantes, los de más concentración, son los últimos diez minutos”. Y veo cómo Quilmes esa decena de minutos se retrae y los regala, como regaló el primer tiempo.
Comenzado el partido, Arsenal y Quilmes no se sacaban muchas diferencias. Los del Viaducto, sin apoyo logístico de parte de su gente, atacaban por los sectores más débiles del cervecero, mientras que Quilmes solo avanzaba por inercia.
Sin un Chatruc con todas las luces, con una defensa que dejó cabecear sin marca a todo jugador celeste y rojo que se dignara a pisar área cervecera. Con una delantera amena, triste y sin ideas, que dio lástima. Luna, desconectado completamente del partido. Nunca ganó una sola pelota dividida, perdió la batalla con todos los defensores rivales y se fue reemplazado en el entretiempo, en un acto de hombría de Pogany de sacarlo y permitirme bañarse y sentarse en el banco.
Coyette y Gimenez, absolutamente nada tampoco. Por el lado del enganche inventado de volante, nunca tuvo ideas claras para crear ataque, ni tampoco corrió lo suficiente como para que el hincha cervecero siquiera le permitiera un aplauso. Y el paraguayo Gimenez, tocó muchas pelotas, pero todas para atrás. Cada balón que llegaba a sus pies, Gimenez se deshacía de él, como si estuviera prendido fuego, descargaba para los compañeros y buscaba diagonales erróneas en un sistema táctico que, en estos momentos, no las acepta. Tan equívocas eran estas diagonales, que el “9 de área” del cervecero, jugaba por momentos por las puntas, chocándose con los volantes ofensivos que cuando levantaban la cabeza e intentaban mandar un centro, se encontraban con que el “9” que debía cabecear, estaba a dos metros, corriendo detrás de ellos, y no en el punto penal.
Ya en el segundo tiempo, el ingreso de Bustos Montoya y Torres permitió a la delantera cervecera cambiar por completo. Porque fueron hacia delante en cada pelota que tuvieron, porque en cuatro minutos, Torres hizo tanto que Luna en todos los partidos que jugó de titular. Apareció también Grosso, un arquero que no había sido tenido en cuenta por ningún técnico cervecero, hasta ayer, en que dejó la vida debajo de los tres palos, e inclusive tuvo la valentía de ir a buscar al área la última pelota del partido, para en un acto heroico intentar al menos convertirse en símbolo desde el arranque.
Esto fue Quilmes en Sarandí. Una mezcla de aciertos y desaciertos que generó otra decepción para las 2.500 personas cerveceras que se hicieron presentes en el Viaducto alentando hasta el último minuto por Quilmes.
El Mejor de Quilmes:
Damián Grosso; Sacó en los primeros 20 minutos de partido varias pelotas importantes, se mostró seguro, firme y ninguno de los dos goles fueron directamente su responsabilidad. Hasta se permitió el lujo de ir a buscar el empate en la última pelota.
La Banda
Unas 2.500 personas coparon por completo el estadio del Grondona F.C. Cantaron contra Zucarelli e hicieron sentir la pseudos-localía al rival de turno. Sobre el codo de las dos partes que Arsenal considera “popular visitante”, en el entretiempo, se trenzaron a golpes un puñado de desubicados, completamente ajenos al sentir y alentar cervecero. Finalizado el partido, en completo silencio, la retirada de la cancha se realizó sin ningún inconveniente.
Reserva
Quilmes 0 – Arsenal 0
SANTIAGO TOSELLI
stoselli@pasioncervecera.com