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El fútbol, la economía del club y el reñido año electoral que se viene, fueron algunos de los puntos que se tocaron en esta última parte del mano a mano de EL SOL Deportivo con el presidente del QAC, el doctor José Luis Meiszner.
Además, JLM le trató de poner claridad a varios mitos con los que la gente lo asocia.
-¿Tiene claro que la gente no asocia a Meiszner con proyectos de juveniles, sino con 20 jugadores por año?
Este tema tiene varias aristas. Primero, solo quien no me conoce puede decir que no tengo afecto por el fútbol juvenil. Pocos saben que jugué 6 años en las inferiores de Quilmes; dos de mis hijos han jugado en las Juveniles y hasta en Reserva. He seguido campañas hasta en Infantiles, como la famosa categoría 73, que estuvo 84 partidos invicta y que nos representó en un torneo internacional en Mar del Plata saliendo subcampeón, con jugadores como Vujacich, Alessi, D’Abundo y mi hijo Andrés, entre otros.
Tampoco sé cuántos directivos o socios del club tienen una asistencia como la mía a los partidos de las Juveniles. Difícilmente falte a un partido de las Juveniles. Yo sé quién es el lateral izquierdo de la Quinta y si me preguntás quién es el 9 de la Novena también lo sé: Baldesarre, un zurdo de 1,75m y por el que hay una importante expectativa. Y te hablo de la Novena, no de la Quinta que todos la conocen. Tengo que decir que siendo yo presidente del club tuvimos planteles que han salido campeones con jugadores del club.
Por ahí hay desmemoriados que me quieren castigar a mí, que es tan fácil como pegarle a un chico. Hay que ser un mediocre en la vida del club para desconocer que Mulet, Ribichini, Escalante, Grelak, Kalujerovich, Neira, Rodríguez y muchísimos más fueron jugadores de la Primera de Quilmes y campeones siendo yo presidente del QAC. Solamente los necios no cambian y una receta que sirvió antes ahora a lo mejor no sirve.
Y creo que muchos parece que desconocen que en el máximo logro de Quilmes, el Metropolitano del 78, el presidente del Departamento de Fútbol era yo y de aquel que le dio la estrella de oro a este club, solamente Filardo y el Indio Gómez eran de Quilmes; el resto no pertenecían al club. Ni siquiera Boca pudo lograr un campeonato con un equipo de jugadores de las juveniles.
Este proyecto de Quilmes con las inferiores lo apoyo a pleno y lo hago mío. Lo voy a sostener como uno de mis últimos aportes dirigenciales en este club.
-El plantel que terminó este semestre, ¿fue el más caro desde la vuelta a Primera?
De ninguna manera. El presupuesto más caro sin dudas fue el de la Copa Libertadores. El tema fue que en una situación como la que estaba Quilmes, a los que vas a buscar incluyen en sus contratos una especie de plusvalía o de compensación por las dificultades de las campañas que les espera. Entonces, un jugadores que una situación deportiva cómoda te pide 10, para venir a Quilmes te pedía 15 o 20. Es una realidad que establece el mercado. Igualmente, el presupuesto del semestre que pasó quedó disminuido considerablemente.
-¿Está el dinero para bancar este semestre?
Quilmes hoy está al día en los sueldos, servicios y en todos los compromisos que hemos asumido, a pesar de los 9 puntos. Estamos pagando las deudas de la fiesta que nos dejaron los que huyeron. ¡Hasta Speedy González cobró su contrato! Esto lo anticipamos en la reunión en la que informamos sobre el panorama económico del club.
Los 3 millones para esta etapa se van a reducir, aún no sé en cuanto, pero notoriamente. Y por el porcentaje que falte para concretar eso, venderemos parte, no todo sino un porcentaje de algunos activos futbolísticos que tengamos, porque es la única «mercancía» que Quilmes tiene para sostener esta realidad institucional.
Este semestre será muy difícil, pero con la reducción de plantel y el ingreso de dinero por la venta de porcentajes de algunos jugadores, aspiro a presentar un balance con números que reflejen uno de los mejores períodos de los últimos años de la vida de este club.
-¿Hasta dónde lo afecta que parte de la gente asegure que últimos 25 o 30 años de gestión del QAC fueron de fracasos y frustraciones?
El club transitó más de 80 años de su vida en dos hectáreas conformadas por Pringles, Guido, Sarmiento y Solís. La mitad era la cancha y el resto lo demás del club. El básquet jugaba en la pista de baile, la pileta era solo para los 60 días del verano, el tenis era lo que está ahora y el solarium era la cancha de hockey; agregale el bowling y judo y no había más nada. Quilmes se refundó en la década del 70 a partir de la gestión de Marcos Budeisky, que superó la intervención y más de 40 pedidos de remate, que puso al QAC al borde de la desaparición.
A partir del 75 comenzó la «era moderna». El Rodrigazo licuó las deudas que teníamos y la campaña fue brillante, coronada con el ascenso. En lo que se refiere a infraestructura creció notoriamente: sumamos el predio de hockey; el de las Juveniles; se le dio vida permanente a la natación y al gimnasio, lo que revitalizó a la sede social, junto con la confitería y restaurante, y la administración.
Además se incorporaron actividades amateur y hoy sumamos 17, hasta tenemos un coro institucional. Prometimos y construimos el estadio de cemento que hoy es orgullo de la ciudad; tenemos una cancha auxiliar propia a 100 metros del Centenario por lo que dejamos de deambular por las canchas de la zona.
Quilmes tiene 11 hectáreas en la ruta 2, que en algún momento va formar parte de otro proyecto revolucionario, ya que lo transformaremos en otra obra importante. En 25 años pasamos de 2 hectáreas a tener 30. Multiplicamos 15 veces nuestro patrimonio y no tenemos ningún bien hipotecado. Es más, el hockey va por su segunda cancha sintética y en la sede por un nuevo gimnasio, ya que el que estaba nos quedó chico.
Quien considere que estos últimos 30 años fueron un fracaso, o tiene muy poca memoria o está mal informado o tiene una concreta intencionalidad de deformar la verdad. Antes de estos 30 años, Quilmes cada 10 jugaba un par en Primera y descendía y yo no estaba ni siquiera en la tribuna. Es más, Quilmes en el 39 jugó en la B y Argentino de Quilmes en la A; transportá eso a esta época, ¡qué se diría!
En lo futbolístico, en el 75 subimos a Primera, en el 76 hicimos una gran campaña, en el 77 casi nos vamos al descenso y en el 78 salimos campeones. En el 79 jugamos la Copa y en el 80 descendimos. Volvimos a ascender en el 81 y en el 82 conseguimos nuestro segundo mayor logro: el subcampeonato Nacional, y a pesar de eso, ese mismo año descendimos y volvimos a tener una decadencia, perdiendo dos categorías. Recuperamos el paso y volvimos a Primera aunque tuvimos un descenso vergonzante en el 92. Después nos tocó perder finales, algo que no deja de ser importante.
Luego llegamos de nuevo a Primera y llegaron los 60 puntos que nos emborracharon de alegría a los hinchas y de soberbia a los dirigentes, que sin tener en cuenta la historia malversamos los 60 puntos y que hoy, como en aquel 79, que ya pasó hace 26 años, vino un 80 con descenso y 26 años después está ocurriendo lo mismo. Si uno compara estos 30 años con lo que pasó en los más de 80 anteriores, veremos que el progreso de Quilmes es indiscutible. ¿Esto que solamente un necio pueda discutir debe conformarnos? De ninguna manera.
Hay tareas pendientes y estamos en la búsqueda de la consolidación, algo que se da en la continuidad de un proyecto. Esto es la gran deuda pendiente. Estos 25 o 30 últimos años de Quilmes que pretenden ser señalados como los de la decadencia son los más significativos, importantes y brillantes de la historia del QAC. Hay que trabajar sobre los errores para conseguir la estabilidad de un perfil de un primer nivel de fútbol como todos aspiramos.
-Este año será meramente electoral, ¿cómo lo vislumbra? ¿Duro? ¿Tranquilo?
Para el club lo imagino en dos planos diferenciados. Uno, es el que se va a intentar perfilar a través de las versiones interesadas desde algunos pequeños sectores de la vida política del club y desde algunos sectores de la prensa local que han tomado una postura que no comparto y ni siquiera puedo respetar, pero que la acepto. Dentro de ese punto de vista, se presentará una realidad magnificada de la problemática real.
El otro, es que de cada 10 personas que puedan haber en la ciudad de Quilmes que opinen sobre la realidad institucional, futbolística y política de Quilmes, no sé si puede votar uno. En consecuencia, en las esquinas de Quilmes habrá opiniones espontáneas y coyunturales, y esto, llevado al plano de la política, debe traducirse con la posibilidad de manifestarse. A la hora de esto, hay una diferencia abismal entre la opinión publicada y/o la pública, y la de las entrañas propias del club. ¿Por qué? En el QAC se podrán manifestar políticamente en las próximas elecciones 2.000 o 2.200 personas, no creo que más. Esas personas son las que van a decidir por una gestión, por proyecto y por hombres.
Los socios que practican actividades amateur tienen una opinión institucional distinta a la de atrás del arco de la cancha. En el club se vive una realidad distinta a la que se expone mediáticamente. Hay ruido en la calle pero una realidad interior que no es ni parecida a eso. Lo que se pueda ver, escuchar o leer, no tiene absolutamente nada que ver con la trama con la cual se va a resolver la continuidad de gestión. Podrá haber paredes, pasacalles, diarios, periodistas entusiastas convencidos o adherentes a estas cosas, pero en un club no modifica la opinión de la gente. En referencia a mí, no está en mis planes aceptar un cargo en la nueva CD.
-¿Y quién será su sucesor?
Hay mucha gente con vocación de opinar o de participar parcialmente en las gestiones. Pero en toda la Argentina hay un problema en los clubes que es la falta de tiempo y dedicación que se le debe brindar a una gestión. No es fácil encontrar dirigentes que se dediquen en plenitud al club, en las buenas y en las malas; no en el vestuario, ya que sobran candidatos para eso, sino para estar en el banco a las 10 y cubrir un cheque.
-¿Pero quién va a ser el sucesor?
Esto está en mi convicción y no lo he hablado todavía ni con mi agrupación y mucho menos con otras agrupaciones a las que invitaremos. Creo que Quilmes tiene afortunadamente algunos muy buenos candidatos.
-Para seguir en AFA, ¿necesita ser presidente o vice de Quilmes?
En el fútbol de la Argentina y en el internacional he ganado un respeto personal y si llegué a eso es por la institución a la que represento. Hoy soy el secretario general y si dejo de serlo, ocuparé otro rol y me cambiarán ese sello por otro. Creo que será imposible que deje prestar tareas de responsabilidad en la vida de AFA, más allá de mi cargo en Quilmes. No solo porque el presidente de la AFA lo ha dispuesto, sino porque no sería lo que soy si el presidente de River o el de Boca pensaran distinto.
No sé si voy a continuar ligado a Quilmes, pero sí voy a continuar ligado al fútbol argentino, continental y mundial, ya que integro comisiones de la CSF y de la FIFA, con prescindencia absoluta del club al que represento. Por eso me espera una importante actividad acompañada de muchísimos viajes, que me va a imposibilitar tener un rol activo en la próxima gestión. No voy a seguir en Quilmes en cargos protagónicos. Eso sí, yo voy a decidir cómo y cuándo; nadie lo va a decidir por mí.
-Si pudiera volver el tiempo atrás, ¿se arrepiente de algo que hizo en estos 6 meses?
Desde mi egoísmo, me arrepiento de haberme quedado. Tal como lo presumíamos, este es un camino lleno de espinas y el tiempo lo va a confirmar. Desde lo que significa Quilmes institución, creo que volvería a hacer lo mismo. De todos los males que acuciaban a Quilmes, el 18 de mayo estaban resumidos fundamentalmente tres: el económico, el institucional y el futbolístico. Hoy tengo que decir que en la batalla seguramente va a ser ganada en lo institucional y en lo económico. El riesgo que subsiste que no es mucho peor que el que existía en aquel momento es el futbolístico. Me parece que de los tres, tener dos bien encaminados permite lamentar una pésima campaña futbolística; pero producido el luto y llanto como ocurre en el derecho, seguramente habrá que respirar hondo y ponerse de pie porque las condiciones estarían dadas como para que Quilmes se recomponga a partir de una coherencia institucional y política y de una realidad económica que lo permitirá.
El Metro 78 y el Centenario, lo más destacado.
Para quienes gustan de vincular resultados futbolísticos con gestiones, se podría afirmar que la participación de José Luis Meiszner como directivo del QAC (fue el presidente que más años gobernó a la institución pero también ocupó otros puestos) es casi un reflejo de la historia del club en referencia a la relación «años en la A y la B». Sin embargo, participó de los hechos más positivos y tuvo algunos negativos.
Comenzó acompañando a Marcos Budeisky en el difícil período 1971-74 (club casi quebrado y con pocas opciones de ascenso); luego estuvo junto a Julio Cassanello (1975-79) en el mejor momento deportivo, cuando se logró el título en el Metropolitano 78 y durante su primera presidencia (1979-82) se logró el subcampeonato en el Nacional pero luego descendió.
Volvió en 1986 y le tocó atravesar el peor momento cuando Quilmes jugó en la tercera categoría (donde fue campeón en el primer año). Permaneció hasta 1998 y durante su gestión se logró otro ascenso a la A (1991), el descenso del 92 y se concretó la obra más trascendente: el Estadio Centenario.
Luego fue vicepresidente de Daniel Razzetto hasta 2006, en un período que tuvo un momento complicado (se llegó a 11 años en la segunda categoría y se perdieron varias finales por el ascenso) pero que también tuvo grandes momentos: ascenso en 2003 y la participación en dos copas continentales.
En este último tramo quedó a cargo del QAC tras la renuncia de varios directivos de cara a una temporada difícil, en la que se trata de evitar un descenso que en los papeles aparece como algo harto complicado.
Diario El Sol
Carlos Bottaso / Patricio Minig