Lo que hay

La crisis generalizada que vive el fútbol argentino provoca desconcierto en cuanto al inicio de la competición oficial. Quilmes, inmerso en la nebulosa, es uno de los tantos clubes que, en relación al futuro, tiene más dudas que certezas. Todo parece un interminable camino que muere en el mismo destino, la famosa película vista infinidad de veces. Ya aburrida. Fácil de prever. Como los pibes de la primaria, que tienen 25 veces repetida la figurita sencilla, la que están cansados de ver cuando abren un paquetito nuevo, y la que, producto del hartazgo, termina con rapidez en el tacho de basura. Esto, en el Cervecero, se traduce en poca gente en el Centenario, impaciencia reinante ante el primer traspié, entusiasmo efímero y dudas por todos los flancos.

Sin embargo, nada de eso puede matar la ilusión del hincha genuino, el que paga la cuota religiosamente, el que soporta el frío, la lluvia y el calor en el cemento de la tribuna. Pasarán inhibiciones, jugadores al borde del retiro, dirigentes, mandatarios, directores técnicos mediocres, pero nosotros, los que llevamos al Quilmes Atlético Club en el corazón, seguiremos estando; para hacerle el aguante a la camiseta.

Se acercan los recesos y el terror entra en los cuerpos. Rondan los refuerzos y los que están en carpeta. Por Guido y Paz sólo desfilan futbolistas que pasan a firmar contratos. Y más, más, más y más. Y Quilmes incorpora jugadores como si tuviese la chequera de grandes potencias internacionales, cuando la realidad, la que algunos no quieren ver (o la miran y se hacen los distraídos), indica que el QAC genera déficit por todos lados. Todavía no se saldaron deudas con integrantes del “plantel” anterior y la cuenta sigue engordando. ¿Cómo se les va a pagar a los nuevos si aún hay atraso con los viejos? ¿Qué va a ser de la vida de Quilmes si se sigue obrando de esta forma?

“El futuro llegó hace rato”, reza el Indio Solari en “Todo un palo”. Casualmente, y que cada uno le dé el sentido que crea conveniente, el disco que incluye ese tema se llama “Un baión para el ojo idiota”. Un ojo que, quilmeñamente (¿?) hablando, aunque no caiga simpático en algunos, viene fallando hace décadas. Y el futuro es apostar a las divisiones inferiores, cosa que en el club se hace poco y se debería hacer más. Un baión para el ojo idiota, regala otros tracks relacionables con el presente, pasado y futuro de nuestro querido club. “Noticias de ayer” que en Quilmes se viven repitiendo día tras día y que dejan de ser de ayer para transformarse en tristes noticias de actualidad. La famosa receta que nunca dio resultado. “Vencedores vencidos” son aquellos que se creen omnipotentes y que creen ir a vencer, pero finalizan vencidos, besando la lona. La realidad marca que los que respiramos por el Cervecero terminamos siempre vencidos por las decisiones ajenas. “Vamos las bandas”, una convocatoria/motivación para la banda de simpatizantes que pese a todo se acerca al estadio. “Ella debe estar tan linda”: linda la cancha. El Centenario, su belleza y su estirpe. ¿Por qué pintarla de verde si es hermosa de azul y blanco? Claro, queda feo que Estudiantes de La Plata, campeón de la última Copa Libertadores, haga de local en una cancha que tenga otros colores. Es una vergüenza total. Una aberración. ¿El color blanco no aguanta la lluvia? Que lindo seria tener un club en el cual la opinión del hincha/socio sea tenida en cuenta… Para el final, de nuevo “Todo un palo”. Palos y palos de pesos que se tiran en estrellas estrelladas; palos y palos en forma de golpe que tiene que recibir el hincha. ¿Hasta cuándo todo esto?

Hay que apostar por un proyecto serio, de los que no abundan. La seriedad da resultado; pueden probar. El porvenir está en lo que se pueda producir de abajo, y no en las innumerables llegadas desde afuera. Teniendo en cuenta el material (importante) que hay en inferiores, es inexplicable cómo no se apostó por lo autóctono. Los pibes sirven, juegan bien y dan resultado.

En el plano futbolístico, José María Bianco, a pesar de haber mostrado cierta maleabilidad a la hora de la elección de los refuerzos, está haciendo un trabajo profesional, algo que careció en el ciclo impresentable de Alberto Pascutti. El fútbol que le gusta al Chaucha es claro: priorizar la valla en 0 y en base a eso, si se puede, ir a buscar el arco rival. 4-4-2 vocacional y, eventualmente, enganche si es necesario, pero sin salirse demasiado del libreto. Es una apuesta. Habrá que ver qué sale dentro del campo de juego, por lo pronto, a priori, parece poco para las aspiraciones que requiere Quilmes, un club que debe ser protagonista por la inercia misma de la historia.

La receta del éxito no la tiene nadie. La propuesta de Bianco, apoyada en los refuerzos de experiencia que llegaron, sobre todo en la defensa, puede tener buenos resultados, o no. El tiempo dirá. La implementación del Apertura y Clausura viene bien para un club que, a lo largo de la historia, ha sufrido de una irregularidad galopante. El resto es aventurar demasiado, y no es conveniente. La mano del DT deberá guiar y los jugadores tendrán que demostrar que están a la altura de las circunstancias.

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