Un motivador, un líder, una persona que entendió que todo gran poder implica una gran responsabilidad. No hubo medio pergamino de su estada en Lanús que lo haya puesto en su relación con la gente de Quilmes, en el sector de los interrogantes. Su pasado no lo condena y es por eso que ese idilio lo muestre como uno de los bastiones de este presente. Tino cuenta en su análisis de campaña que no sienten que le hayan regalado nada, que se hablaron muchas cosas y que cada partido de los nueve que quedan son FINALES. En este juego de entender que Quilmes es el candidato, Ribonetto dirá entonces que el partido del próximo sábado será complicado, pero «no especial». En este ida y vuelta, Quilmes-Varela, donde de una vereda se ufanan hablando de clásico, mientras que del otro, denostan tal apreciación. Y lo explica: «A nosotros nos quedan todas finales, obviamente que todos nos van a querer venir a ganar, como lo hicimos en San Juan o en Córdoba, por eso debemos estar concentrados para seguir peleando arriba». En sus declaraciones a FM SUR 88.9, Ribonetto se explayó sobre el final con un deseo: «Ojalá que la gente llene la cancha, que vayan todos y que explote. Esperamos un buen marco para el partido del sábado». Historia rara la del Tino con su arranque profesional a los 27 años, su pasado en Lanús con campeonato bajo el hombro, su pasaje a Rosario para pelear el descenso con Central y su reciente llegada a Quilmes para ser Cacique de los Indios Kilme.
