No hay pastores evangélicos que lo pregonen, está instalado en la sangre, da muestras de idiosincrasia, parece. Un empate genera, hace estallar, la apatía entre los hinchas y el entrenador. Los jugadores salvan la ropa, nadie les apunta, o al menos, a la mayoría de los integrantes del mismo no hay quien les apunte. Solo algunos nombres van pegados de calificativos despectivos mientras se les pide la retirada, el no sentir la camiseta. Quedan cuatro fechas, 12 puntos y una nariz que olfateaba ascenso hoy no puede respirar.
Jorge Ghiso asumirá los cargos de responsable por una cosa o por la otra. Será mirado de manera inquisidora si el objetivo se ve trunco, ¿será llevado en andas si logra por primera vez en su vida como entrenador un ascenso en la segunda categoría del fútbol argentino? Ghiso es responsable, claro. De los 30 puntos que obtuvo en 15 fechas, de sentar un precedente en lo cuantitativo cada vez que Quilmes visitó distintas provincias. Ese equipo que sumaba y sumaba vistiendo a sus jugadores de guerreros siempre fue mirado con recelo quizá por la idea madre que se tenía del actual entrenador; del lirismo, del fútbol bien jugado, de ser ofensivo. Pero la receta fue con otro sabor, el paladar saboreaba distintos sabores de los pensados. Pero el manjar fue exquisito mientras hubo comida en el plato. La anemia en Tucumán y la indigestión el domingo pasado en el Centenario comenzó a ser la muestra de un equipo que parece haberse quedado sin hambre. En definitiva, Quilmes y su gente han vivido dos procesos en 35 fechas sin consensuar del todo con ambos entrenadores y sin embargo acompañaron desde la taquilla sin pensar quizá que a cuatro partidos del final, el Cervecero se distancia tres puntos de su inmediato rival y se ubica en la segunda colocación, en ascenso directo. Entonces, ¿Qué es lo que el hincha reclama? ¿La gente se volvió más exigente? ¿Es el momento de reaccionar sindicando al entrenador de cagón? No se justifican siempre las manifestaciones populares porque parecen inconducentes, aunque en este caso particular, la génesis del reclamo va direccionado a un dolor que se avecina Y que puede ser letal. El hincha acompañó un proceso que fue marcado por la apatía desde lo futbolístico y que no cuadró con lo que se esperaba. Siempre acobachado en un rincón, con un gancho al riñón buscando destinatario, hasta que lo encontró.
La búsqueda del objetivo deberá tener las famosas patas fortificadas en pos de lograr encauzar el momento, que no es de coma 4, pero si de terapia intermedia. Entonces se les pide cabeza fría, convencerse entre ellos que son los dirigentes más expeditivos del mundo, que el Barcelona no le llega a los talones a estos jugadores y que el técnico tiene una capacidad de trabajo que en Europa no se consigue. El convencimiento de la mentira vale más que una verdad que amargue la vida. Debemos sentar el precedente de que hubo una vez que en Quilmes se creó la filosofía del convencimiento basado en la mentira. Hay que sacar esto adelante, depende de las tres patas de esa mesa semi desvencijada por los maltratos a la que se vio sumida. Andá y abrazate con Ghiso Ribonetto, que la cámara funda su lente en una abrazo partido, que llore ese cámara por la emoción del gol agónico ante una Ciudadela que palidecía después del fierrazo de Caneo. Después sí, entrá al vestuario y patea todas las sillas al pasar y busquemos la salida tras una actuación que el disco rígido no querrá recordar. Vos Tino, vos podés hacerlo porque sos líder, porque sos el eslabón fundacional de esa columna vertebral que puso a Quilmes a un par de partidos del ascenso. El pedido es para Ribonetto, el mismo que nos mostró cómo es trabar con la cabeza. Y desde su empuje y sus pelotas, por carácter transitivo deberá contagiar a sus compañeros, para que se contagien de la enjundia de Garnier, de sus dotes de Carl Lewis por la derecha. De ese Meza Sánchez bastión del mediocampo, jugando como un pulpo contra todos los prestidigitadores rivales. Y venga Tripodi, mamita, el arquero-muro. Contágiense todos muchachos, y miren a ese Corvalán de 300 partidos en Primera. Es de la cantera, genuino, siente esa camiseta, viejo. Y Narvay, que lo parió, jugando con faringitis trabando con el poco oxigeno en sus pulmones. Contágiense muchachos. Y usted también Ghiso, contágiese y no peque de caprichoso porque sabe usted bien que hay jugadores que no pasan su mejor nivel. No busque experimentos raros para momentos que pueden ser tan crueles como hermosos. No hay matices Vitrola. Y convénzase que lo suyo no es suerte como dicen aquellos que intentan denostarlo. Lo suyo es conocimiento puro por sus años de futbolista y de entrenador. Además debe saber su mente que 30 puntos no se logran de manera azarosa y que cuando agarró el equipo, Quilmes estaba séptimo y hoy es el segundo mejor equipo de la temporada. Ghiso debe tener la lucidez de que los jugadores vean a través de sus ojos que tanto saben.
Y ustedes dirigentes que son los mejores del mundo, que hicieron un esfuerzo denodado por traer a Caneo, que están buscando los recursos para que Tripodi sea de Quilmes, ustedes que son un ejemplo de cómo debe manejarse el club, deben convencerse de que se puede lograr el objetivo y dejar de lado hechos como los del domingo de este personaje llamado Daniel Vila montado en un grupo mediático que nos adelantaron las tapas de los diarios 20 días y no por la vuelta a Primera División sino por la vergüenza que causaron los incidentes en el que se vio metido este socio llamado José Luis Meiszner. Ustedes dirigentes deben decirle al socio José Luis que este tipo de cosas no se pueden realizar en nuestra casa, porque si no el estado de anarquía será total. Habrá que explicarle a este socio privilegiado que no es tiempo de conferencias de prensa para explicar lo inexplicable, sino que señores dirigentes, las fuerzas las tenemos que poner en el ascenso. Les pido a ustedes que son los mejores dirigentes de la Argentina que se convenzan de que se puede dar. Todo esto tiene una fecha de vencimiento claro, será el 14 de mayo. Ese día todos se verán las caras y la princesita habrá vuelto a ser sapito, se darán las 12 y nos daremos cuenta que dentro de esa irrealidad, dentro de esa filosofía del convencimiento de la mentira, el objetivo se habrá cumplido. Paradojas de este club, en el que el sufrimiento para ser el elixir…