Quilmes filmaba su novena escena en este film llamado torneo apertura, con la única premisa de que esta vez no se podía fallar.
Ganar era tan necesario como el agua. Los actores así lo entendieron y salieron al ruedo.
El director había metido mano en el staff y, tras las expulsiones, volvieron Hirsig y Aranguiz, y la buena actuación de Kalinsky frente a River sumado al mal desempeño de Gervasio Nuñez hicieron que el actorcito forjado en la escuela de Alsina y Lora conservara la titularidad.
Lunatti marcó el comienzo: luz, cámara y acción.
El Cervecero se adueño rapidamente del balón y ganó el mediocampo gracias a la tarea del doble cinco que esta vez funcionó muy bien, a puro quite limpio y correcta distribución de la pelota.
El rival tambien se venía, pero los centrales cerveceros estabán firmes, como Vitto Corleone tomando decisiones para lograr el correcto desempeño de su «familia», tanto Broggi por izquierda, como Fontanini por derecha se proyectaban cada vez con más confianza, y la resultante de esos atrevimientos fue que Quilmes ganara en profundidad.
Pero el conjunto dirigido hasta ahora por el ex arquero Cervecero, abusaba de los centros intentando buscar la cabeza del mágico goleador apodado Tom Hanks, por estar tan solo como el actor estadounidense en naufrago.
Pero si de películas de suspenso se trata, esta no fue la excepción… Aranguiz remató en medio de una jugada confusa y un travesaño maldito promediando el primer tiempo hizo saltar de sus butacas los más de 15.000 cinéfilos que disfrutaban y sufrian en partes iguales de su película predilecta.
En el segundo acto todo transcurrío casi de la misma manera. Quilmes se estaba transformando en el doctor Hannibal Lecter, deseaba comerse al rival de una buena vez, y Arsenal que no veia el empate con malos ojos se acurrucaba en su área.
Un certero cabezazo de Fontanini decretaba el exito de la escena, por fin murmuraban todos los espectadores, pero no, Campestrini en una atajada magnifica mandó la pelota al corner y le negó al decano soñar con la posibilidad de los primeros tres puntos.
Pero quien haya visto Casablanca se habrá muerto de tristeza al darse cuenta de que Rick, interpretado por el inovlidable Humphrey Bogart, no sería el dueño del amor de su amada Ilsa. Si, él merecia ese amor, pero desde esa epoca los merecimientos ya no existían, y así fue como faltando siete minutos Aguilar, de una pelota parada (a veces el recurso juega en contra), sentencío una nueva derrota del conjunto azul y blanco.
Final triste, sin consuelo, los actores mejoraron su performance, pero así y todo no alcanzó.
Cual si fuera un desconsolante drama, Quilmes volvió a ser derrotado… Los números y el panorama asustan más que Linda Blair en el exorcista.
Si el director de este elenco seguirá siendo el mismo aún es una incógnita. De seguir de esta manera, el Cervecero empezará a pensar más en las películas de bajo presupuesto, que en llegar a Hollywood.
¿Es la misma película de siempre?
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Fotos de Silvana Livigna para Pasión Cervecera
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Fotos de Pablo Di Maio