«Pido disculpas, sé que le erré al momento»

Hugo Tocalli manifestaba casi de manera impenitente la chapa de su jugador, los siete años en Europa, su muñeca para revertir la situación que ya venía con tinte de cosa juzgada. Se aferró prácticamente  a un viejo axioma, o algo similar a eso, de que jugador puteado trocará su presente por un futuro de tarjeta dorada, simil Aruba. Como si todo fuera parte de la misma historia, como que la coyuntura es solo una palabra en el diccionario. Seguramente Tocalli no tuvo la muñeca ni los huevos para bancar esa parada, y expuso a  su jugador al peor de los cadalsos: tener una platea insultándote durante 45 minutos de calentamiento mientras Vélez entrenaba contra ese Quilmes (sí, ese Quilmes) que miraba sus manos y ya no tenía huellas. Gustavo Varela ya ha quedado en la historia, paginas que ningún futbolista desea escribir. No se rememorará aquella situación porque es parte de un subjetivismo al cual no desea entrar. Cada uno con su procesión… Varela habló con Deportes en FM, radio FM SUR 88.9 y dejó las sensaciones de que la personalidad hoy está por encima de su nivel futbolístico, pero está claro que dio muestras de que banca la parada. En eso seguramente sí entra su chapa, aquel Mundial 2002 con la Celeste y todo aquello que Tocalli no pudo utilizar en su favor. Al menos para quien escribe, aquel penal en cancha de Newell´s fue caprichoso, así como también quien suscribe le atribuye una responsabilidad a Juan José Moráles, el goleador del equipo, el que no pateó el penal. Y Tocalli también lo dijo “En nuestra época nadie le sacaba un penal a Pepito Andreuchi”. Palabras mas o menos…

A esa altura, el barco del ex entrenador tenía menos vida que el Titanic. Y el uruguayo comenzó su alocución refiriéndose a los insultos: “Está claro que a nadie le gusta que lo insulten. Lo siento así pero sé que no me queda otra alternativa que revertirlo en la cancha. Sé que debo demostrarlo ahí, porque sé que hay gente que no me conoce, y mi intención es revertir mi imagen, creo que estoy intentándolo. Hoy le tengo que demostrar al entrenador que estoy para jugar. Cuando Madelón llegó me habló de lo que había pasado y me dijo que me necesitaba, y eso me gustó. Me habló de frente”. Lo que pasó no fue solo un penal sino las fotos de esa posterior salida tras el empate en el Parque Independencia: “La gente tiene razón en enojarse, porque no fue el momento para salir, pero sinceramente no puedo explicarle a todo el mundo que estaba muy mal tras el partido. Los hinchas tomaron las cosas como deben ser, por eso tengo que pedir disculpas. Sinceramente estoy destrozado por lo que pasó, y pido disculpas. Hoy con la mente en frío sé que me equivoqué”. Y casi sin dimensionar lo que significa para Quilmes volver a jugar en Primera División tras tres años en B Nacional, quizá sin bajada de línea a la hora de armar el plantel, este grupo, no solo Varela es probable que no haya dimensionado el momento. “Arreglé premio por salir campeón” dijo Tocalli en el medio de las burbujas. Y la siguiente reflexión de Varela puede justificar aquella equivocación: “Me sorprendió la exposición que tomó todo lo que pasó en Rosario, aquel lunes fueron mis compañeros los que me comentaron todo respecto de las fotos. Yo lo único que dije es que soy una persona como todo el mundo, cumplo con mis horarios de trabajo, estoy solo en la Argentina, pero sé que le erré al momento, aunque está claro que no es intencional. Me equivoqué y lo acepto”. Y prosigue con los hechos post derrota con Gimnasia: “Fue complicado lo que nos pasó, pero soy el primero en levantar la mano y decir que voy a terminar mi contrato con Quilmes. No me borro ante una situación difícil”. El tono lo mantuvo casi de manera constante en los 15 minutos de entrevista, convencido de sus dichos, ofreciendo una disculpa que algunos no tomarán, que a otros los invitará a reflexionar, mientras Madelón busca en Varela la alternativa de volante derecho o mediapunta. Cuando Garnier pasa de lateral derecho, Varela se acomoda en el carril, eso posibilitó que ante All Boys tras ser silbado en el ingreso, levante palmas en el frenesí de un partido con el que Quilmes se chocó y encontró a Varela despejando la bocha con la misma bronca con la que mastica su desilusión por haberse equivocado aquella noche en Rosario. Esa ayuda de Cambiasso y compañía le permitió a Varela darle entidad al momento de Quilmes, de 7 de 9: “Ya con Godoy Cruz comenzó a verse un Quilmes distinto, y ahora tras la victoria hemos visto un poquito de luz, aunque no debemos relajarnos”.

Y dejó una reflexión para el final como para graficar aquel Quilmes con 12 partidos sin victorias con Tocalli en el banco: “Seguramente se habrá enterado en el calentamiento de cómo venía la situación porque me puteó todo el estadio, fue lo peor que me pasó como futbolista pero desde ese momento supe que debía afrontarlo”. Aquel día Quilmes no hizo calentamiento previo, si lo hizo en el segundo tiempo con Varela dándole la espalda a los silbidos e insultos que parecían darle fin a su estadía en el club. Madelón lo quiere y para José Luis Meiszner es crack.

De aquella foto en algún Boliche de Rosario pueden escribirse dos historias; la de Gustavo Varela y Nahuel Roselli. Uno que tiene la chance de dar vuelta la página (palabras de Madelón) y otro que tiene destino escrito. Una misma foto…

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