A mediados el año 1986, aquel del último título mundial conseguido por Argentina, Quilmes, reestructuración del fútbol y pésima campaña en un mini torneo mediante debía afrontar su primera (sería la única) temporada en la tercera categoría del fútbol argentino. Era necesario estar en un lugar más acorde, como lo era el nuevo torneo “Nacional B”, entonces la “obligación” era ascender, por lo que se debía formar un equipo con personalidad que fuera capaz de alcanzar el citado logro. De la mano de Humberto Zuccarelli, un joven técnico de la escuela platense, comenzó a gestarse el nuevo plantel Cervecero. Pero no nos vamos a referir expresamente a esa campaña ni a ese plantel sino a alguien que podría mencionarse como el corazón de ese equipo que, precisamente fue uno de los refuerzos que llegó en ese momento y no es otro que el Tano Jorge Sergio Di Gregorio.
Nacido en Sarandí el 2 de Junio de 1960, llegó a Quilmes con 26 años de edad, con una carrera que incluía las divisiones inferiores y algún partido en la Primera de Independiente en el año ’81, un paso por Arsenal en los años ’82 y ’83, Deportivo Armenio en el 84, el primer semestre de 1985 en Altos Hornos Zapla de Jujuy, en el viejo torneo Nacional de la A, los seis meses siguientes formando parte del plantel de Boca Juniors y los primeros meses del 86 jugando el ya citado “mini torneo” de primera B, para Colón de Santa Fe. Lo curioso de esto es que a pesar de haber estado en 3 clubes de esa categoría, solo había participado de 12 partidos en Primera A.


En la primer foto el Tano con el pequeño Facundo Arrigo, tras un entrenamiento cervecero en Guido y Sarmiento, una foto con una gran carga afectiva que hoy cuelga en una pared de la casa de una querida familia. (Gracias, Jorge, por prestármela). En la segunda foto Di Gregorio en 1986, durante sus primeros meses en Quilmes.
La siguiente es una definición de Olé en su diccionario del ascenso, y que, palabras más, palabras menos expresa lo que vi y el Tano me hizo sentir dentro de una cancha: “Un típico volante de lucha, aguerrido a la hora de marcar. De cabello largo y enrulado, se ganó la admiración de sus hinchas por su despliegue incansable. Recio, de mucha personalidad, era de esos que copaba la parada. Con la pelota en los pies perdía importancia, pero trataba de no desperdiciarla, y si no se la daba al compañero mejor ubicado, avisaba con tiros de larga distancia”. Me pareció que la definición, se ajusta perfectamente a las características del Tano, se puede agregar que dejando el corazón y los h…..en la cancha, desparramaba personalidad y se hacía sentir, tanto en el rival como en sus compañeros. Respecto de los tiros de larga distancia a los que se refiere Olé, vale destacar que no sólo avisaba, varios de sus goles en el Cervecero fueron con bombazos que terminaron en la red.
Su primer temporada en Quilmes, la 86/87 en la Primera B Metropolitana, fue, como lo mencionara anteriormente, la campaña del ansiado ascenso al Nacional B; participó en 28 de los 34 partidos del torneo, siendo el volante central titular en todos ellos, y convirtió 2 goles: el cuarto, en el 4 a 0 a Almagro como visitante y el segundo en el 2 a 0 a Atlanta con un fuerte derechazo entrando al área grande. Sufrió su única expulsión en el torneo en el partido en que Quilmes se consagró campeón, ante Estudiantes de Buenos Aires cuando a los 14 minutos del segundo tiempo y tras un encontronazo con el zaguero central visitante, ambos vieron la tarjeta roja.


En la temporada siguiente, la ‘87/’’88, el Cervecero de Humberto Zuccarelli cumplió un dignísimo papel en su primer Nacional B. Con un equipo cuya base era el campeón de la B Metropolitana de la temporada anterior, logró el segundo puesto y perdió la semifinal por el segundo ascenso cerca del final del partido de vuelta ante San Martín de Tucumán. En un equipo batallador, el Tano estaba en su salsa, nuevamente fue el alma del equipo. En esta temporada jugando tirado a la derecha, dado que como volante central había llegado el Gringo Llane, un volante con más técnica, que era complementado perfectamente por el Tano en las tareas defensivas del mediocampo. Di Gregorio jugó 34 de los 44 partidos de la temporada, siempre saliendo a la cancha como titular, metió un gol, el primero de la victoria en Casanova sobre Almirante Brown por 2 a 0 y fue expulsado en el empate 1 a 1 como visitante de Temperley y contra Tigre en el triunfo logrado en Victoria por 1 a 0.
En la temporada la 88/89, Quilmes contó con un plantel mucho más modesto y la campaña fue muy floja, terminando en la 15° posición. Su técnico fue Hugo García, salvo las últimas 4 fechas cuando fue reemplazado por Héctor Notaris. El tano, que jugó los primeros 36 partidos de la temporada, estuvo ausente los 4 siguientes y reapareció en Varela donde le mostraron su única tarjeta roja de la temporada en el primer tiempo, finalizando así su actuación en el torneo, dado que se trataba de la penúltima fecha. Paradójicamente fue el campeonato donde metió más goles con la Blanquita. Vale mencionar que en los 37 partidos entró a la cancha como titular. Convirtió 4; el primero en el 2 a 1 sobre Los Andes, en Lomas, al partido siguiente conquistó el tercero cervecero en el 3-2 a Cipoletti como local; el primero en el triunfo 2 a 1 sobre Temperley como visitante y el segundo en otra victoria como visitante, sobre Italiano, por 4 a 3.




Para el torneo siguiente, el de 1989/’90, Quilmes armó un gran equipo, dirigido por Hugo Tocalli, con el objeto de pelear por el ascenso. Di Gregorio, iba a formar un mediocampo notable jugando con dos próceres cerveceros, Gáspari y el Indio. Todo había comenzado muy bien para el tano, un golazo suyo de media distancia y al ángulo había servido para conseguir el empate transitorio que luego sería triunfo como local 2 a 1 sobre Talleres de Escalada en la primera fecha. Pero en el tercer partido del torneo, en Guido y Sarmiento, con Almirante Brown, debió ser reemplazado a 20 minutos del final por una severa lesión, que lo tendría por mucho tiempo fuera del equipo. Al respecto cuenta la revista “La Patria Cervecera” al hacerle una nota años después: …se jugaba la tercera fecha del Nacional 89/90 y Quilmes recibía a Almirante Brown en Guido y Sarmiento. En un ataque cervecero, Di Gregorio sintió un pinchazo en su rodilla: “Ya había tenido un problema en la pretemporada y junto al médico consideramos que no era importante. No me dolía, pero la rodilla se me desplazaba. Finalmente resultó una rotura de meniscos que por no ser tratada a tiempo, tardó 18 meses en curarse definitivamente”.
Antes de cumplirse ese plazo, 102 días después de aquel fatídico partido con Almirante Brown, volvió a jugar, entró faltando 24 minutos en el partido que se le ganó como local a Belgrano por 3 a 1, en el primer partido desde su llegada a Quilmes que ingresaba desde el banco de suplentes. En los dos partidos que quedaban anteriores al receso de fin del año 89 ingreso 5 minutos en cada uno, se notaba que no estaba totalmente recuperador. Evidentemente la lesión no estaba curada, el Tano no estaba para jugar, por lo que el primer partido que jugó luego del receso fue recién en el 12° partido del año, el 24 de Marzo del 90, fue titular en la victoria como local por 1 a 0 ante Lanús. Quedaban 9 partidos para terminar el torneo, mi sensación es que seguía “rengo”, así y todo jugó tres partidos completos en la recta final del torneo, cuando el equipo se venía “en picada” luego de perder el mano a mano con Huracán. En la última fecha del torneo ingresó por Hugo Ayala y jugó los segundos 45 minutos del partido en el que Quilmes empató 0 a 0 con San Martín de Tucumán en Guido y Sarmiento. Fue su último partido con la Camiseta de Quilmes, dado que no participo en los partidos donde se definió el segundo ascenso, contra Italiano, en Semifinal ni con Lanús en la desdichada final de los penales. En ese último torneo dio el presente en 12 partidos, no fue expulsado y convirtió un gol, el mencionado de la primera fecha.


En sus cuatro temporadas en Quilmes jugó en 111 partidos, vio la tarjeta roja en 4 oportunidades y convirtió 8 goles, curiosamente siempre que convirtió el Cervecero triunfó.
Su carrera continuó con un paso por Italiano en la temporada siguiente (90/91) y terminó su carrera en Arsenal de Sarandí (91/92) donde logró el ascenso al Nacional B.
Tuve la oportunidad de charlar con él en varias oportunidades en encuentros casuales ocurridos en distintas épocas, siendo jugador, al poco tiempo de retirarse y hace poco tiempo, cuando ya tenía a su hijo incorporado a Quilmes, y la impresión que me quedó es que se trata de una persona muy parecida a lo que era el jugador, extrovertido, pasional y con una gran identificación con el Cervecero, el club donde más partidos jugo en su carrera.
Como datos de color puedo aportar que me llamó la atención cuando en la Pre-inauguración del Estadio Centenario (Diciembre de 1993), ante la presentación individual de cada ex jugador que participaba del evento (estaban los campeones del 78 y figuras del Cervecero todos los tiempos) él recibió una gran ovación, solo superada por la brindada al Indio Gómez. Meses después, me lo encontré en San Bernardo y conversando sobre su identificación con la gente de Quilmes, el me comentó lo que yo había percibido “Después del Indio al que más aplaudieron fue a mi”, cabe recordar que solo hacía 3 años de su despedida del Cervecero y que aún estaba muy fresco en la gente, por lo que la valoración de su figura era mayor, de todos modos, es muy cierto que esa ovación era un reconocimiento a todo lo que dio en su paso por el club.
Hace un tiempo se volvió a hablar de él en el “Mundo Quilmes”, es que su hijo mayor, Matías, llegó para actuar en la primera del Cervecero, club al que su padre lo había traído para jugar en Inferiores, pero no fue aceptado. Matías no ha tenido suerte y distintas lesiones no lo han dejado jugar demasiado en el Cervecero, pero se le nota que tiene “actitud Di Gregorio”, por lo que deseo que le lleguen los buenos momentos y pueda dejar un buen recuerdo como dejó su padre.
Es todo, solo me queda decir Muchas Gracias, Tano Di Gregorio, por haber transpirado mi camiseta.