Ojo de Tigre

No, no te laves los ojos. No, no te pellizques. Ni te mojes la cara. Porque es verdad. Sí, Quilmes le ganó al mejor equipo del torneo y de visitante. Sí, le hizo tres pepas. Sí, llevamos seis en dos partidos: seis goles y seis puntos. Increíble pero real.

Y Caruso lo hizo. Mérito excluyente para el técnico por este presente que alimenta la ilusión y el milagro. Como un cirujano, les abrió la cabeza a los jugadores y les inculcó una convicción que no tuvieron en la era Madelón y muchísimo menos en la de Tocalli. Ya se había concretado ante Ñuls todo lo bueno que se venía haciendo desde que asumió, pero ante Vélez fue el punto más alto, y no sólo de este campeonato, si no de todo el año.

Más si tenemos en cuenta el rival. No es moco de pavo ganarle a este Velez, supuestamente invencible en el fútbol local, y menos en su casa. Pero el Cervecero fue inteligente, corajudo y eficaz. Primero planteando un partido largo, duro en todos los sectores de la cancha y luego aprovechando el cansancio evidente del rival para sacar la ventaja en los minutos finales. Ahí el DT tuvo gran ojo en incluir a Cauteruccio, otra vez determinante, para atacar por la derecha y juntarse con Caneo.

Justamente por Caneo vale la pena este párrafo. Muchas veces acusado de pecho frío, el Japonés es el jugador de los goles importantes en Quilmes. En cualquiera de sus dos pasos por el club. ¿Pecho frío? ¿Por qué? ¿Porque no se tira al piso? Cuantas pavadas que uno tiene que escuchar a veces. Nunca puede ser amargo un tipo que aparece en las difíciles.

Y qué decir de la bestia goleadora que nos apareció de debajo de las piedras. Vázquez tiene tres goles y no llega a completar un partido y medio. Otro mérito de Caruso. Que vivo que es para incorporar jugadores. Imagínense que Lombardi hubiese asumido con la posibilidad de cuatro refuerzos. Qué quilombo hubiese hecho.

Pero es destacable el nivel de todo el equipo. Aceitada como pocas veces vi a la defensa, Garnier otra vez figura en la mitad (lástima que se le va un poco la patita), de Cerro ya nadie habla por su contrato, por algo será y Romeo, esta vez salado con el arco, volvió a mostrar toda su jerarquía.

¿Se puede soñar? Y… me es difícil darme vuelta tan rápido, cuando hasta hace dos fechas lo daba como descendido. Pero también es imposible no ilusionarse. Mínimamente, algo se enciende después de un partido así. Si taladramos a Banfield, aviso desde ya que pienso panquequear y decir que es posible el milagro. Gracias Caruso y jugadores por este esfuerzo y por esta alegría.

El resto, que nos sigan subestimando, como lo hizo Vélez que no se entrenó antes de jugar con nosotros. Mejor. Total, este Quilmes, a lo Rocky, da pelea.

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