Juguemos como grandes

Que ellos lo festejen como un clásico, me importa tres carajos. Pero que nosotros no lo hayamos jugado como tal si me rompe soberanamente. Porque Defensa no existe pero justamente porque no son nada les tendríamos que haber ganado. Evidentemente nos están costando las sociedades de fomento.

Desamparados, Defensa… antes Patronato. Perdemos puntos recontra boludos contra cualquier rejunte que nos cagan la vida en este torneo. El problema es que los improvisados somos nosotros. Y no sólo improvisados, sino que también arrugamos. Bah, en realidad nuestro técnico.

Cuando al fin vi a Quilmes jugar a algo en ataque, la manta corta nos destapó los pies y nos llegaban por todos lados. Pero en el golpe por golpe estábamos 1-1 en el resultado y 6-6 en llegadas. Nos liquidó que nos haya empatado tan rápido Píriz porque sino ahí sí se podía Caruso rearmar las dos líneas de cuatro y aguantar un poco más la parada. Pero después del empate, no había que refugiarse.

Claro que con el diario del lunes es más fácil criticar y, quizás, si seguíamos yendo al frente perdíamos por goleada. Pero prefiero morir así, yendo a buscar a un equipo más chico que cubriéndome atrás y dejar olvidado el ataque. Porque no llegamos ni una vez más, eh. Y después de que nos embocaron el 2-1, no se nos cayó una idea.

Espero que el DT haya visto que en esos primero 25 minutos el Cervecero jugó bien y, reacomodando algunas piezas por derecha, se puede defender con tres y darle juego a Caneo que de enganche marca diferencias.

El fútbol es imprevisible y más aún nuestro técnico. Pero si uno repasa como funcionan los ciclos de los técnicos, parece que el partido del viernes puede ser determinante para la continuidad de Caruso. Ojalá que no sea como la celulitis y no se vaya con Gimnasia porque eso significa que volvimos a perder.

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