Todos deben dar más

Si Quilmes no consigue caracterizar este momento va a ingresar en un terreno delicado. Si no logra codificarlo desde la sinceridad, desde la honestidad y, principalmente, desde la autocrítica sana pasará a ser una estructura con riesgo de derrumbe. Si se buscan excusas externas y se culpa a las malas rachas se estaría incurriendo en un grave error. Las derrotas inobjetables ante Desamparados y Defensa y Justicia abrieron una grieta. No hay que maquillar la situación. Después de los cachetazos es conveniente advertir que se necesitan cambios para revertir el presente. ¿Cambio de entrenador? No. El Cervecero tiene que modificar la mentalidad, porque tras 14 fechas de competencia todavía no se puede definir a este equipo. Llueven los interrogantes.

Frente al Halcón se imponían variantes y a Ricardo Caruso Lombardi no le tembló el pulso: esquema flamante (3-4-1-2) y más de media alineación nueva. Pero a pesar del viraje, el Tano no encontró respuestas. El sistema duró poco porque fue ineficiente, sobre todo en una defensa expuesta por la lentitud y un mediocampo que retrocedió mal. En ofensiva se vio lo mejor. En el primer tiempo, más allá de las descompensaciones, hubo decisión para atacar e incluso más de una situación neta para vulnerar la resistencia de Martín Perafán. De todos modos, faltó constancia y en el epílogo invadió la displicencia. Ahí es donde hay que trabajar. No se puede regalar una etapa con semejante facilidad.

Aún queda tiempo para torcer el rumbo. Con otra idea de juego, con conceptos aceitados y descartando la pobreza de la improvisación es posible salir adelante. Caruso Lombardi por ahora no pudo plasmar en la cancha lo que tiene diagramado en el pizarrón (si es que hay algo diagramado), y en medio de la confusión pierde de vista que comete errores que prefiere camuflar con pretextos curiosos, por ejemplo al afirmar que Quilmes no supo cómo superar la expulsión de Sebastián Romero. El problema de Quilmes no fue la irresponsabilidad de Chirola, sino que otra vez volvió a fallar en la recuperación, generación y concreción. Evidentemente el funcionamiento integral dista del óptimo.

Los futbolistas, por su parte, precisan incrementar la dosis de compromiso. En Florencio Varela faltó rebeldía. Y en este factor fundamental no corre la predisposición del director técnico. Si los jugadores no imponen su propia voluntad va a ser todo más complicado, más si se tiene en cuenta que algunos están peleados con la pelota.

El camino es largo y Quilmes se mantiene expectante. Diezmado, pero expectante. Sin embargo, va a tener que mejorar considerablemente porque en las últimas dos jornadas no estuvo a la altura de las circunstancias. Para colgarse el cartel protagónico, el Cervecero deberá autodefinirse, establecer a dónde pretende llegar y sobre qué bases va a sustentar la campaña. Por ahora no alcanza.

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