Enorme partido del Cervecero. Inmensa entrega por parte de todos. Quilmes en uno de los mejores partidos (si no el mejor) de todo el torneo.
Quilmes quiso ser siempre el protagonista, y no una vez que el resultado indicaba que se quedaba con las manos vacías en casa. Desde el vestuario el equipo de RCL salió a comerse crudo al puntero del campeonato. El único objetivo posible eran los tres puntos y así lo entendieron todos los guerreros del Decano.
La salida de Diz y el ingreso de Caneo fue el cambio más rutilante a la hora de analizar el esquema de juego. Se temía, desde algunos sectores, por la vuelta a la titularidad del japonés, ya que entrando como relevo había rendido de inmejorable manera.
Pero Miguel demostró una vez más lo que es ser un crack: se puso el equipo al hombro y animó a sus compañeros a ir al frente.
El fuego del atropellamiento inicial se convirtió en hielo porque en una desatención defensiva Instituto golpeó y empezó a ganar un partido raro, en el que el mejor equipo del torneo no había hecho nada de nada.
Bueno, los que estuvieron ayer en el templo sabrán lo que paso a continuación, si Quilmes antes del gol visitante había sido una tromba, consumada la derrota parcial fue un torbellino, un tsunami, el Katrina. Tremendo lo de Telechea, que junto a Caneo hoy por hoy son los dos jugadores mas brillantes del plantel. Bien por Cauteruccio, aunque un poco impreciso por momento, ni hablar de Caneo.
Este tridente ofensivo se vio respaldado por el sector derecho gracias a la muy buena labor de Leandro Díaz, pero sufrió un poco de abastecimiento por la izquierda ya que el trabajo de Mansilla fue al menos irregular.
Un mano a mano de Cauteruccio, dos tiros en los palos, bombazos desde media distancia, centros llovidos al área. Todos, absolutamente todos los recursos posibles usó Quilmes para llegar al empate, pero o chocó contra el arquero de la gloria o como dijimos, con los postes o con la imprecisión de Garnier a la hora de acercar bochas a sus compañeros.
No quería entrar, no había manera, era una tras otra.
Pero si a una chica la tratas bien, le haces regalos, sos honesto, sos divertido y por sobre todas las cosas sos insistente, hay grandes chances de que en algún momento te de bola. Y así fue, luego de un remate fortísimo de Cauteruccio, Telechea estuvo bien parado para empujarla. Justicia divina y delirio.
Nada de repliegue, a buscar los tres puntos de local ¡carajo! Así fue, pero no pudo ser. Un punto que sirve y no al mismo tiempo.
Se perdieron dos de local, pero fue frente a un gran rival. Instituto es un equipo compacto, prolijo y dinámico. Y el Cervecero le hizo un gran partido y lo superó con creces.
A jugar todos los encuentros con esta actitud. Todos. No importa el rival. Este es el Quilmes que todos queremos.
Fotos de Alberto Hougham (para Pasioncervecera)