Un año para pensar y repensar

Entre tantas nueces, pasas de uva y avellanas, Quilmes cierra un año acorde a su historia: irregular. Se pueden rescatar algunos aspectos positivos y otros negativos, como suele ocurrir en cualquier introspección. Pero lo que nunca se debe relegar es el poder de autocrítica y reflexión. Porque levantar la copa es pedir, pero también es analizar, repensar y modificar. Y en esta actividad que muchas veces se omite por temor, el Cervecero, desde el presidente hasta el último hincha, no pierde el tiempo si se detiene a revisar el pasado. Quizá sea el único camino para confeccionar un futuro diferente. Simplemente para que el 2011 no sea un año más que se pierde en la órbita solar sin demasiado sentido.

La nueva deforestación de las divisiones inferiores y la confianza ciega en el pulso de Hugo Tocalli, un hombre de mil batallas que fue incapaz de conducir con compromiso, calentó un clima que de tan elevado terminaría explotando. Claudio Corvalán al predio, Enzo Kalinski a Acasusso (por suerte triunfaron las ganas de jugador y se quedó) y Francisco Cerro a entrenar porque no estaba listo para el nivel de Primera División.

No quedaban errores por cometer. Y llegó Leonardo Madelón para apagar el incendio. Las llamas se devoraron al bueno de Caról y, así, se firmó otro ciclo marcado por la desidia. La asunción de Ricardo Caruso Lombardi, más allá de una remontada que estuvo a minutos de ser épica, no alcanzó para esquivar el descenso. Una mancha más para un tigre acostumbrado a convivir con la inestabilidad.

El proceso actual en la Primera B Nacional encuentra a Quilmes nadando en el mismo lodo. En una muy buena ubicación en la tabla de posiciones y con el guiño de haber hecho un gran partido ante Instituto, el líder, y otros aceptables frente a River, Almirante Brown y Atlético Tucumán, por citar los más relevantes. A este equipo hay que reconocerle que a pesar de haber tenido altibajos en el rendimiento, incluso combinados con actuaciones muy pálidas (con Desamparados de San Juan, por ejemplo), supo establecerse y conseguir resultados favorables. Aunque ganar a cualquier precio no es lo más recomendable. Después, claro, el nivel de virtuosismo estuvo lejos de ser decoroso.

Ahora es la época de buscar refuerzos y reorganizar el plantel. Por eso no viene mal recordar el verdadero significado (o una de las acepciones) de la palabra “refuerzo”, según consigna la Real Academia Española: “Pieza o reparo que se pone para hacer más sólido o resistente algo”. Que los jugadores que vengan sean para sumar, “para hacer más sólido” a Quilmes, y no para acumular. Sólo se necesita responsabilidad y, fundamentalmente, raciocinio. La llave del club es de Quilmes, no del capricho de algún entrenador.

Para el futuro hay un mandato: que el año que viene sea mejor que el que se va.

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