Pasó nomás lo que habían llamado “la final del mundo” y acá estamos, nadie se murió. Seguimos en la misma pelea que siempre. Cada uno podrá analizar el partido y el resultado de la forma que le parezca, pero como primera medida hay que asumir que muchos (sobre todo de aquel lado, pero de este también) han exagerado muchísimo la relevancia de un partido de la sexta fecha entre dos equipos que tienen las mismas virtudes y los mismos defectos que antes de jugarlo.
En un contexto chato, dado lo que implicaría una derrota para ambos, Quilmes fue más. Pero fue más porque es más como equipo, porque hoy tiene más elementos y argumentos para ganar un partido, pero uno cualquiera, no sólo uno trascendental como este. No se jugó bien, pero el único que realmente quiso llevarse los puntos fue el Cervecero. Y si entraba alguna de las tres providenciales que sacó Rodríguez, nadie podría haber hablado de injusticia.
La realidad es que si el entrenador rival bajó el mensaje de “la final del mundo”, no se notó para nada esa impronta en su equipo y mucho menos en su planteo. Salieron a tratar de tener la pelota y apenas llegaron a tres cuartos se les apagó la luz. En cuanto Quilmes asimiló la historia, se acomodó e insinuó apenas algo de tenencia y de postura en campo rival, Gallego cortó por lo sano y en el entretiempo sacó a Fredes para armar el 4-4-2 y desde entonces no atacó nunca más.
Casi no jugó Quilmes en el primer tiempo, quizá preso de los nervios, quizá simplemente un mal rato. Pero el empate era justo, ya que Independiente tampoco encontró la forma de pisar el área. En la segunda etapa, aún con achaques y con limitaciones, el equipo de De Felippe puso proa hacia el arco de Rodríguez y estuvo muy cerca de llevarse el triunfo. Todavía sigo viendo repeticiones de la de Oberman por si en alguna entra.
Eso desde lo lúdico. Ahora. Se planteó en las últimas horas un acérrimo debate sobre la utilidad o no del resultado. Qué sé yo. A mí también me parece que era un momento espectacular, indicado, único, para patearles la cara en la lona. Pero también sé que ellos dependen de nosotros. Sé que nosotros seguimos sin perder y ellos siguen sin ganar. Sé que tenemos 13 goles en seis fechas y ellos no hacen uno hace un mes. Sé que están abajo nuestro. Y sobre todo que falta una fecha menos y seguimos afuera de todo.
Fotos de Alberto Hougham para PasionCervecera