Es difícil decidir como empezar esta nota. Es difícil escribirla. Porque la verdad es que ni yo ni nadie esperábamos semejante cachetazo en Floresta. Porque luego de la derrota frente a Arsenal necesitábamos ganar. Porque All Boys estaba haciendo una campaña muy pobre. Porque en la previa todos los ítems estaban a nuestro favor: mejores números, nombres más importantes, idea de juego más definida, etc.
Pero la realidad fue otra y basicamente la explicación es sencilla: All Boys jugó un gran partido y Quilmes jugó horrible. Claro que esta explicación se puede (y se debe) profundizar, al menos la parte cervecera.
El equipo ayer fue un espanto en todas sus lineas y los primeros cinco minutos frenéticos del equipo de Falcioni fueron una clara muestra de lo que sería el desarrollo de todo el encuentro.
Creo que esta vez no tiene demasiado sentido hacer la cronología de los goles y las alternativas del partido. ¿Para que? Ya sufrimos bastante. Vayamos directo a las causas y sus posibles soluciones.
Y como en todo éxito y en todo fracaso, en cada victoria y en cada derrota, lo colectivo y lo individual son los dos factores más relevantes así que para ese lado nos enfocamos.
Las críticas al revolucionario y progresista sistema europeo implantado por Vivas ya corren a una velocidad tremenda en medios y redes sociales. Yo confieso que fui uno de los primeros en celebrarlo, me encantó desde un principio eso de jugar con tres tipo de ataque por delante de los volantes centrales. Pero claro está que el esquema no está dando los resultados esperados, aunque también tenemos que ser críticos con nosotros mismos y darnos cuenta de que el sistema no tiene la culpa en absoluto. El tema pasa por quien integra dicho sistema. Veamos.
Ninguna persona que posea los mínimos conocimientos de fútbol podría negar lo grandísimo jugador que es Mauro Matos, sim embargo ayer tuvo una gran ayuda: si ayer Damián Leyes no jugó su peor partido en Quilmes pega en el palo. Los tres primeros tuvieron parte de su responsabilidad: en el primero se deja ganar en la carrera y no cierra, en el segundo(con una gran colaboración de Peratta) empuja al delantero en vez de intentar cabecear y en el tercero pierde la marca. No intento descargar mi rabia por el resultado organizando una caza de brujas, simplemente plasmo la realidad.
A la hora de hablar del medio también hay que decir que no estuvo a la altura, es más, se lo notó muy despoblado en pasajes claves del partido. Braña arrancó con bastante claridad aunque se fue desdibujando con el correr de los minutos. ¿Qué decir de Benítez? Lamentablemente el chino no es ni la sombra de lo que pudo ser y como lo dije en la crónica del partido contra Arsenal, tampoco da muestras de su mejor arma que es la pegada.
La parte creativa parece obsoleta, resignada, carente de ideas; Telechea se está diluyendo con respecto a las buenas actuaciones que tuvo en anteriores partidos, con Zacaría pasa algo similar, demasiado empuje pero sin clarificar nada. Y acá tocamos el punto que más duele; un desconocido Caneo, un mago con la varita flexible, un crack que sigue sin aparecer, el genio que duda, que erra los pases, que no encara y cuando lo hace le quitan la pelota (así nace el primer gol albo), es una dolor muy grande ver a Miguel con esta floja performance.
Por último un pequeño análisis de la delantera; siete fechas y lo más cerca que estuvo Boghosian de convertir fue el tiro en el travesaño frente a Tigre que luego Paparatto se encargó de meter. El gigante dormido no puede despertarse, su constante pivoteo no es fructífero, no gana de arriba, no remata de media distancia y así podría seguir un rato largo.
Bancar a rajatabla el proyecto es algo fundamental en este momento, pero que Vivas se sienta totalmente libre de mover las piezas que hagan falta. Sea quien sea. Este resultado nos duele y mucho.
Fotos de Silvana Livigna para PasiónCervecera