Quilmes despidió el año apenas arañando un punto de local. En un partido con incidentes de todo tipo y con un jugador menos durante todo un tiempo, al equipo de Giunta le empataron en el último minuto.
Se cierra este 2013 de una manera no muy cómoda, ya que no solo se quedó a cuatro puntos del objetivo, si no también que a la hora de hacer un balance del rendimiento futbolístico, el saldo es negativo.
Quilmes tuvo todo para ganárselo a River, pero la expulsión de Lema y el hecho de no animarse, hicieron que solo se pueda llegar a los 21.
Creo que Quilmes no jugó bien, pero tampoco fue un desastre. No tiene demasiado sentido en este momento ponerce a desmenuzar todas las variables tácticas que influyeron en el resultado, solo decir que con un poco más de desfachatez se ganaba. Pero la falta de esa característica fue el común denominador de Quilmes en el inicial.
De hecho fue el encuentro de dos de los equipos más mediocres de este torneo y el resultado termina siendo algo, digamos, justo.
Noche apocalíptica en el estadio Centenario, y un final (tanto dentro como fuera del campo de juego) que refleja a la perfección lo que esta institución es hoy en día.
Una de mis películas favoritas de todos los tiempos es el exorcista. Hoy tengo la cara de terror del padre Merrin cuando se da cuenta de que el «mal» ha vuelto. Ojalá encontremos nuestro exorcismo en el 2014.