El ave Fénix

Tres puntazos que cotizan en diamante fue lo que se trajo el Cervecero de su excursión al viaducto. Y si bien el equipo no jugó de forma ideal, es innegable la clara mejoría. Puntos muy altos a destacar y un golazo del querido negro Hipperdinger que emocionó y sigue emocionando.

Siempre es chivo jugar contra estos tipos. Es muy especial para ellos. Hacen todo lo posible por ganar, y si no lo hacen mariconean a lo loco como pasó el jueves. Pero bueno, hablemos de Quilmes.

Lejos estamos de jugar bien al fútbol, pero como comenté anteriormente, es muy notorio el progreso. Se notan más ganas, más concentración, más temple, y hasta individualmente andamos mejor. Al punto de decir que me gustó el laburo de Leandro Díaz (lo prefiero antes que Garnier).

Haber salido de la zona roja significa un montón, y no tanto en lo numérico, porque perdes uno o dos partidos y entrás de nuevo, si no por lo moral. Y perdón si soy reiterativo con esto, pero creo firmemente que es la base exclusiva de un salvataje.

Disfruté mucho del partido frente a Arsenal, y eso que últimamente este deporte me aburre mucho, pero ver la tremenda calidas con la que se está desempeñando Bontempo me llena de orgullo, ver la tremenda categoría de selección de Braña me hace sentir distinguido, sentir la tranquilidad de por fin tener un arquero como la gente me tranquiliza, de gozar de un incansable guerrero como Diz me pone plena el alma. Y así podría estar un rato largo. También creo que Pérez Godoy se ganó la titularidad.

Que este mini veranito no nos duerma. Tomemos esto como el puntapié inicial de una recuperación verdadera. El lunes tenemos otro partido de seis puntos en casa. A no desaprovechar la oportunidad.

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