DECIMOQUINTA FECHA – APERTURA 2006
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Boca | 3 | 1 |
Quilmes |
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1 |
Aldo Bobadilla Hugo Ibarra Matías Silvestre Daniel Díaz Morel Rodriguez Guillermo Marino Fernando Gago Neri Cardozo Barros Schelotto Rodrigo Palacio Martín Palermo |
Damián Grosso |
22 |
Goles: PT 20′ Martín Palermo (B), ST 5′ Rodrigo Palacio (B), 8′ Sebastián Rusculleda (Q), 32′ Martín Palermo (B) Cambios: ST 0′ García X Chatruc y 33′ Coyette X Saavedra Arbitro: Gabriel Favale Estadio: Alberto J. Armando Campo: Muy Bueno |
Baldazo de lógica
No hay mucha historia tras la derrota de Quilmes por 3 a 1 ante Boca. La lógica indicaba el destino inapelable del cervecero que, si bien tras el descuento se acercó al milagro, la desastrosa tarea de un pseudo-jugador como Moreyra hizo que la ilusión de un factible empate se fuera por la cloaca directamente hacia el Río de La Plata.
Quilmes “hizo lo que pudo” y cayó nuevamente derrotado sumando así su decimotercera derrota en lo que va del campeonato(86,6% sobre el total del mismo) Uno la verdad que ya no sabe que pensar acerca de esta realidad. Esta bien, hoy no perdimos con Chicago o con Belgrano, fue Boca, que guste o no es un equipo años luz superior al nuestro, pero así y todo, la vergüenza de vivir regalando partidos debería de recaer sobre todos y cada uno de los jugadores de nuestro plantel, especialmente sobre Moreyra, como sobre Serrizuela en su momento.
Repaso rápido, ¿le parece?. Primer gol de Boca, Moreyra pierde la marca de Palermo. Segundo gol de Boca, Moreyra y Grosso se confunden entre ellos. Tercer gol bostero, Moreyra le comete un penal tan insólito como estúpido a Palermo, en un centro que se iba pasado por un metro y medio por encima de la cabeza del rubio delantero de la ribera. No digamos que “perdimos por culpa de Moreyra” porque sería ampliar la vista demasiado, y desconocer las falencias futbolísticas de un Quilmes que continua en caída libre. El gol cervecero fue un contraataque PERFECTO entre Diego Torres y Rusculleda, que el mismísimo ex Boca (de muy buen partido) definió con arco solo tras habilitación del homónimo del cantante. Menos mal que ganó Godoy Cruz, por ende perdió Chicago, entonces el promedio, si bien nos deja en la última posición nos acerca más a estos rivales directos por el descenso.
Ahora bien, que tristeza tener que hacer cálculos matemáticos cuando todavía restan 69 puntos por disputarse en la temporada. Pueden pasar miles de cosas. Capaz nos salvamos, capaz somos campeones en el Clausura, capaz descendemos. La bola de cristal no la tengo, pero si tengo la racionalidad suficiente como para ser realista, y saber para qué esta este Quilmes. Monótono, triste y sin fuerzas. Que cambió la actitud luego del partido ante Arsenal, cuando los títeres de Luna y Gimenez desaparecieron de la faz cervecera, pero que vive pagando con sangre, sudor y lágrimas (nuestras) el presente desalentador que nuestro club, futbolística, política e institucionalmente esta pasando. ¿Qué nos queda? Y…aguantar amigo cervecero. “Agua y Ajo”. Aguantar el presente y a joderse en el futuro, porque los únicos que realmente se joden somos los hinchas. Ni los jugadores ni los dirigentes, sino los hinchas. Asi que, de ahora en más, a seguir demostrando lo que es la gente cervecera, la que alienta, no abandona y copa siempre. Porque si algo hay que rescatar de este partido ante Boca y de todos los partidos anteriores, es LA GENTE. El Mejor
La Gente; algunos jugadores estuvieron bien, como Rusculleda o Torres o en algunos aspectos Grosso, pero LA GENTE CERVECERA, quienes fueron a la Bombonera y coparon por completo la tercera bandeja que la dirigencia amena del conjunto de la ribera le da a los visitantes, fueron ELLOS quienes rompieron los esquemas, quienes encararon, gambetearon y golearon de cantos a la tribuna local. Y porque es más que evidente, que a Quilmes, la bombonera le queda chica.
La Banda
Unas 3.000 personas alentando sin parar. Cantaron, sufrieron y despidieron al equipo con aplausos. Fueron los protagonistas de la noche para Quilmes. Siempre firmes junto al cervecero, la banda vive demostrando que está, y que no se va a mover.
Santiago Toselli