Un deseo, ascender

Las rodillas maltrechas de tanto tiempo de apoyo en ese césped, con los brazos mirando al cielo, los puños apretados, la gloria cobijada por 30000 almas en la cercana Rosario. Una gloria que casi lleva 30 años, en los 120 que lleva el club más antiguo del fútbol argentino.

Fútbol señores, ni gimnasia ni esgrima.

Esa mínima diferencia nos exorcizó, nos quitó la virginidad y el dolor que conlleva la misma. Pero esa estrella tiene el costado que nos falta y que quizá no nos ha motivado ha catapultarnos hacia arriba. Pero en definitiva lo que siempre se festeja más allá del presente es que el corazón siempre está: en cada jugador del 75, en cada jugador con la gloria del 78, en los del 85 y el helicóptero del Indio Gómez, en el
resbalón-gol de la Tortuga Gómez, en el cabezazo de Alayes en el 2003.

En los viejos amateurs que nos marcaron el camino. Porque en definitiva Quilmes es nuestra alma mater, nuestra marca registrada. Pregúntenle al documento. Antes que Argentino, figura nacido en Quilmes. Y desde allí ya no podemos hablar de otra cosa que de destino marcado.

Como convivir con el presente no es una de las delicias de nuestra vida, creo que hay que saber entender cual es la idiosincrasia que nos ha marcado y desde allí vivir para sufrir, pero vivir por Quilmes. Porque en definitiva, sabés a los que nos ha acostumbrado Guido y Sarmiento y desde hace un par de años a esta parte, el Centenario. Quien no entendió esa parte de la cuestión, perdón, pero no merece sentir la blanquita. No es que haya que acostumbrarse a los palos, pero sí a pensar que no nacimos para el descorche de champagne. Alguna vez lo abrimos y nos excedimos en la cantidad. Consecuencias de un pago a largo plazo, pero la experiencia sirve. No me hablen de que es un peine cuando te quedas pelado.

Hay motivos para festejar, para unirse, porque en definitiva lo que tenemos que hacer grandes a los clubes somos los hinchas. Es el factor característico de todas las instituciones. Por eso, por más que no sume, es necesario no alejarse de la institución decana del fútbol vernáculo y entender que se pueden hacer cosas desde afuera para modificar lo que algunos llaman destino. Lo podemos torcer, porque nos merecemos la gloria.
Pero ojo, hay que saber convivir con ella, que no nos haga tambalear.

¿Cómo se resumen 120 años de historia? Desde el corazón. Porque considero que el sentimiento debe ser el mismo porque se ha ido pasado generacionalmente. Se hereda, como los by pass. Quilmes es uno de los clubes que más a formado por carácter transitivo el método que creó el hincha de Gimnasia. La mayor alegría del pueblo tripero. Tan festejado como el campeonato moral del 51 de Banfield. Perdón, pero es bueno acomodar las fichas, para que no se sumen a la oleada aquellos equipos que no estan capacitados. Pero Quilmes, jugando mas tiempo en la B que en la A, es nuestra mayor alegría. Porque están aquellos que se ufanan con que en la B siempre han llevado gente, pero sin entender el revés de su trama, su límite siempre fue ese. El del Cervecero no señores, la gloria del 78 mal que les pese a muchos, pesa mucho más que una Conmebol. Y me da el pine como para pensar en que la segunda categoría de nuestro fútbol es un dolor inconmensurable, una tristeza profunda de la que no podemos terminar de salir.
Por eso somos los que más ascendimos.
Por eso el festejo, por eso las 12 mil almas en ferro, nuestro mayor logro.
Sí, hay que tener huevos para seguir yendo después de cinco reveses de daga en el pecho.
Cuantos superaron esa marca??? No me jodan, a esa idiosincrasia no se acostumbra cualquiera.
Me duele defender esta tesis de pasado y presente de Quilmes, pero es una buena cura para forjar un futuro distinto. Que quizá no esté a mis manos, pero si a los ojos de aquellos que la puedan ejecutar.

Pero debe haber un acompañamiento para que esas rodillas se estrujen de dolor contra un nuevo verde césped. Para que comiencen a aparecer los nuevos ídolos, para que los cuidemos, para que esas tribunas exploten, para darle lugar a la utopía que es la que nos moviliza. Porque así como hablamos de idiosincrasia, tenemos que decir que tatuada va la utopía de creer que siempre se puede, que la gloria está a la vuelta de la esquina, que nuestros hijos heredarán un club del que no deberán esconderse en la primaria. De que tendremos que apelar a doble club para crecer.
Que no haya doble identidad también es una buena tarea a futuro.
Que no haya remeras de Estudiantes en Quilmes, por favor.
Mi único deseo a pedir es tener una hija mujer así le puedo poner AZUL BLANCA DOVAL.

Excelente. de Quilmes como el padre.

Fede Doval

Comments are closed.