El Maradona que no fue titubeó de un día para el otro, en un juego de listas que hablaban de futuros refuerzos, jugadores que ya serán tenidos en cuenta y de columna vertebral. “Ustedes me piden la lista de los refuerzos”, se le oyó decir, “no la tengo” respondió. El Rey Midas Negativo es el que la guarda bajo siete llaves y esos barnizados integrantes que solo dan consejos (poco aporte futbolístico) quedaron con la mirada perdida ante la nueva situación en esta nueva vieja historia. Sin dudas que el quinteto final de partidos sin reveses le dieron a Alberto Pascutti una imagen positiva dentro del mundo cervecero que Cristina F de K estaría gustosa de poseer en estos tiempos de Guerra Gaucha. El Beto fue el que invitó a la resurrección y le cambió la cara no solo al equipo sino al plantel. Motivación extrema, trompada de frente para encarar el sprint final de una manera más acorde a la realidad institucional. El coach renovó su vínculo, con una cifra acorde a las siderales cantidades que suele pagar la institución, pero con el fierro frío en la mano, otrora re contra caliente. Pascutti hace uso de la chapa pero se encamina a una contradicción que puede ser totalmente nociva tanto futbolística como económicamente. Aunque esta última siempre vaya acompañada de la frase “la plata siempre se consigue”. Dentro de ese esquema de remiendos, Quilmes sería como el estado: siempre paga. Se habla de Andrés Manzanares (gratísimo y merecido momento), Diego García (la joyita) y Maxi Planté (enorme futuro) como los genuinos que harán base. A su vez el Capitán Beto intentará por todos los medios que no se le desmorone la columna, algo que puede llegar a ser factible teniendo en cuenta que el presupuesto será de 400 mil pesos mensuales. Pero aquí aparecen las primeras dudas a dilucidar en un par de semanas: Si en un principio solo se habló de cuatro refuerzos como máximo por qué ahora la lista se ha estirado a más de diez. Con el consecuente despojo de lo juveniles. Magnificado esto con el hecho de que no se juega Reserva en la B Nacional y que el roce lo harán en un par de amistosos contra otras preliminares o equipos de Primera División. Todo dentro del marco de la informalidad, claro. Otra tema difícil de dilucidar en función de la retención de la mayoría de un plantel que no logró el objetivo de mínima que era jugar la promoción, será como evaluar el funcionamiento de los mismos: ¿Por las primeras 33 fechas del torneo o por las últimas cinco? Aunque aquí habrá que darle la derecha a Pascutti, factotum de la resurrección. “El proyecto se fue a la mierda”, dijo alguna vez el hoy nuevo presidente. Razones no le faltan a este eximio Nostradamus ya que eso de querer tener porcentaje a favor de juveniles en la plantilla quedará para dentro de… solo la naturaleza del sobre de madera adornado con flores lo sabe. Quizá en ese momento, se hable de un nuevo club, de una nueva historia sin un prestidigitador al mando de todo. Ante los barnizados, el Maradona que no fue dejó sentenciada una nueva hoja del libro de tempestades cerveceras: “Hay que salir campeón, debemos reforzarnos”. La mini utopía duró 38 fechas, tan solo una ráfaga de ilusiones alimentadas por un ascenso que se caía de maduro, con esos dos puntitos que separaban a Quilmes de San Martín de Tucumán, a la postre campeón legitimo, con mucho menos derroche de glamour que el equipo del Sur. Un equipo gasolero aplastó a esa Ferrari de nafta Premium a la que chocaron en la primer curva. Y esos mismos conductores sin registro, que dilapidaron una chance histórica se fueron aplaudidos por un sprint de cinco partidos sin derrotas. Un festejo al fracaso, eso es lo que se festejó señores. Debemos sentar precedente alguna vez en la historia y fustigar aquello que nos amedrenta. Estos jugadores, que ahora se contradicen en ese rumor de que estaba todo bien y le enrostran al periodismo todos los males, fueron los hacedores de uno de los peores fracasos institucionales de Quilmes. Con gran convivencia de los dirigentes que nunca pegaron un portazo en el momento justo. ¿Qué van a pegar? Ante Ben Hur no viajó ningún integrante de peso de la CD. Poco serio para un equipo que deambulaba entre sus propias miserias. Y como siempre, el hacedor del mejor shampoo llegó con los piojos hacían estragos en la cabeza, pero uy, esos carros viejos que no se motivaban comenzaron a ganar. Olvidate. “No nos alcanzó por un punto”, hubo que escuchar. La puta madre. Autocrítica muchachos, por favor. Los ¿lideres? del plantel nunca pusieron los huevos en el vestuario y el grupo se desmembró. Nadie saltó por Batalla, salvo el Maquina Adrián. El egocentrismo es el padre de los fracasos. Y ahora el Rey Midas negativo tiene en la lista una serie de bestias potenciales del balón pie que joder señores, nos dispararán al ascenso directo. Volveremos triunfales, ganando en todas las canchas, seremos invencibles de local y saldremos campeones. Daremos la vuelta olimpica con el torso desnudo en el invierno del 2009, nos acordaremos de los que no están, llevaremos en andas al goleador y al que trabó con la cabeza. Buscaremos juveniles para tirar por el aire y no los encontraremos. No habrá, la base no estará. Y todo volverá como marca la historia. Porque a la genética nadie puede escaparle. “El proyecto se fue a la mierda”. Un Nostradamus a la derecha…