Quilmes nunca en su historia logró sumar de a tres jugando en San Juan y se podía preveer que el encuentro iba a ser de cuidado. La expectativa estaba sobre la mesa por que, teniendo en cuenta los resultados que se habían dado, un triunfo dejaba al equipo bien parado de cara al futuro. El planteo ultradefensivo que propuso Platense quedó atrás y ahora con un rival más «abierto» podíamos especular con un Quilmes predispuesto a llevarse un resultado que lo meta de lleno en la pelea. Típico partido en el cual se deja entrever para que está un equipo; cancha llena, mucha presión, público en contra… momento ideal para pisar fuerte y con voz Basilesca decir «acá estoy yo». Como expuse la semana pasada, el traje de candidato estaba esperando que hagan uso de él. Lamentablemente Quilmes volvió a ausentarse a la cita una vez más y se dejó pasar una velada que, con otra actitud, podía haber tenido otro desenlace.
Sin dudas los directores técnicos, desde afuera de la cancha, marcan tendencia (con dispositivos tácticos, indicaciones, cambios, etc.) en cuanto a lo que pretenden de sus equipos dentro del rectángulo. El planteo era elocuente, el mismo Pascutti declaró minutos después de terminado el partido que «uno planifica un partido para jugarlo de contra». Ante esto hay poco para agregar, solo que algunos jugadores comentaron en la previa que «el punto en el interior vale mucho». El cassette de mi equipo sale a jugar de igual a igual en todas las canchas ya no existe, y en éste fútbol moderno hay muchos casos que lo demuestran. Quilmes necesita sumar urgente si es que quiere ascender, Quilmes es Quilmes, y como equipo protagonista, los jugadores y el técnico deben entender eso. En estos casos siempre recuerdo una frase que dice: cuando salís a empatar, terminas perdiendo.
Los equipos presentaron esquemas iguales (4-4-2), a pesar de que algunos «medios especializados» digan que el elenco visitante alineó un 3-3-2-2, que solo vieron ellos. Con respecto a Quilmes, al igual que contra Platense, el esquema volvió a conspirar contra las aspiraciones de un equipo, en los papeles, protagonista; ningún futbolista que conduzca al equipo, igual cantidad de situaciones en el arco defendido por Pocrnjic, cero variantes de ataque, juego brusco, entre otras cosas. El dibujo parece, por lo visto en estas dos fechas, que no es el que mejor le queda al equipo. San Martín, con la participación de Torresi y de Zárate, buscó siempre jugar en campo rival, y aunque no tuvo un gran volumen, quiso ganar.
El partido en sus primeros cuarenta y cinco minutos fue chato, Quilmes tuvo muchísimos problemas para acomodarse. Nilo Carretero, el jugador más rescatable a los largo del partido, intentó por izquierda pero estuvo mal acompañado por un Diego García que perdió más de lo que ganó y por Roberto Bonet, quien se mostró como salida pero careció de claridad. Hasta ahí es la misma película que vimos nueve días atrás. El conjunto de Oscar Craviotto tuvo algunas chances, como por ejemplo un mano a mano que Pontiroli le tapó a Walter Cuevas. Marcelo Pascutti, hijo y ayudante de campo de Alberto, había sido expulsado por protestar. Otro tema recurrente y preocupante es que la última línea del equipo juega al límite y pega demasiado, a tal punto que se amonestaron cinco jugadores y se expulsó a uno. En dos partidos, Quilmes tuvo 12 amarillas y una roja. Jugadas dos fechas, en la primera rueda, hubo solamente tres amarillas. Un tiro desviado de Bonet y una buena jugada individual de Diego García que terminó con una asistencia para Juan José Morales, quien estaba claramente adelantado, fueron apenas las dos aproximaciones Cerveceras. El abuso del pelotazo, como siempre, fue denominador común.
Sobre el final del primer tiempo, a los 42´, se produjo la acción discutida que derivó en la apertura del marcador. Cuando se debía ejecutar un tiro de esquina desde la derecha a favor de los sanjuaninos, un alcanzapelotas apoyó el balón en la zona delineada para la ejecución. Sandoval, que venía a la carrera, tiró el centro y Mariano Torresi metió un cabezazo bajo y esquinado que encontró una débil respuesta de Marcelo Pontiroli, quien estaba organizando las marcas. Tanto Alberto Pascutti como los jugadores protestaron fervientemente ya que está prohibido que un tercero intervenga en una situación dentro del partido.
Se fue la primera mitad y con ella, toda la bronca en la delegación Cervecera. Analizando un poco la cuestión, la maniobra (seguramente impulsada por Craviotto) es ilegal, pero también resulta poco creíble que el árbitro anule el gol por una situación semejante. Son cosas que pasan y me asombra que nos sorprendamos con cosas que están dentro de las posibilidades cuando vas a jugar al interior del país. Este hecho, que después fue utilizado por los protagonistas para tapar el mal desempeño del equipo, no puede utilizarse como excusa. Los problemas de Quilmes van más allá de una avivada del rival. El fútbol es un deporte para vivos y en ésta nos acostaron a nosotros.
Con la jugada del gol todavía flotando en la retina, Quilmes salió a jugar el segundo tiempo y, si bien se intentó un poco más, el nivel fue muy pobre. El Beto optó por mantener el esquema y Carretero fue el abanderado de los ataques, aunque se vio muy solo para decidir. Al igual que en la primera parte, San Martín se adueñó del mediocampo y en base a eso comenzó a distribuir la pelota con mucha facilidad, cosa que estuvo favorecida por el flojo partido de Aparicio y de Guzmán, quien estuvo perdido a lo largo de los 64 minutos que jugó: no atacó, no defendió, no repartió el juego y para terminar se llevó una amarilla por protestar una falta clara que él mismo cometió.
A los 20 minutos, Pascutti, en un cambio acertado, sacó al intrascendente Guzmán para poner a Gustavo Reggi, que hizo su debut oficial con la gloriosa camiseta de Quilmes. El Mendocino mostró sus ganas y en la primera que tocó casi marca el empate pero su disparo se fue por arriba del travesaño. Con la variante, el QAC pasó a atacar con tres hombres, jugando así con un 4-3-3. A los 30, Herbella cabeceó en total soledad un córner desde la derecha pero su remate fue mordido y el arquero llegó a tapar. Faltaba poco para el cierre del partido y el asunto empezaba a caldearse cada vez más. Daniel Raffa, de regular trabajo, expulsó al DT Cervecero y el mismo se retiró del campo repartiendo insultos. Lo mismo se podía esperar de los jugadores, que reaccionaron igual dentro del campo y, a poco del final, se produjo la expulsión: Alfredo González Bordón le pegó una patada artera de atrás a un colega sanjuanino y fue bien expulsado. Si con once era imposible, con diez mucho más.
A los 47´, y con la defensa de Quilmes totalmente desarticulada, Martín Quiroga recibió un pase en cortada y definió con clase ante la desesperada salida de Pontiroli. No había nada por hacer, Quilmes caía sin atenuantes ante un rival que fue, con muy poco, superior a lo largo de todo el partido.
En los vestuarios, el manual de las excusas estuvo a la orden del día. Quilmes perdió por que jugó mal nuevamente, por que no tiene una identidad de juego y por que los jugadores se sienten incómodos con este esquema, que es más propicio para Los Andes que para Quilmes. Como siempre echarle la culpa al juez es el camino más corto y rentable, pero siguen pasando los partidos y el equipo juega cada vez peor. Es tiempo de dejar la soberbia de lado y mirar un poco para adentro, por que en la medida que Quilmes siga así, las posibilidades del ascenso van a estar cada vez en un punto más lejano.
Me duele ver a Quilmes perder de ésta forma. Me duele ver al conductor del equipo, al que debe mantener la compostura siempre (y también al ayudante de campo), totalmente desencajado protestando absolutamente todo; ¿con ésta actitud les podemos pedir tranquilidad a los jugadores?. Me duele que mi DT vea los últimos minutos del partido tirado en el piso como si estuviese en la terraza de su casa (en Córdoba, contra Talleres, fue sentado en una silla de plástico). Me duele que se mire para afuera y que no haya autocrítica puertas adentro. Me duele mucho el presente del club que llevo en la sangre. Me duele hacerme la idea de que, si la cosa sigue por este camino, Quilmes estará la temporada que viene jugando en la B Nacional. Me molesta que se confunda al pesimista con el realista, pero lo que más me duele es que el futuro se oscurece cada día un poquito más.
Espero que cuando se dignen a utilizar el traje (si en algún momento se dignan), el mismo esté en talle y no lo tengamos que tirar por que queda chico, por ende ya no se podrá usar y la historia será la misma de siempre.
San Martín San Juan (2)
Luciano Pocrnjic; Raúl Damiani, Sergio Plaza, Maxi Herrera, Cristian Tavio; Santiago Sandoval (54′ Marcos Quiroga), Mariano Torresi, Félix Décima, Cristian Zárate (85′ Ramón Rojas); Roberval (54′ Leonardo Roda) y Walter Cuevas.
DT: Oscar Craviotto.
Suplentes: Alejandro Botero, Yonny Peralta, Alejandro Gómez, Darío Husaín.
Quilmes (0)
Marcelo Pontiroli; Alfredo González Bordón, Ramiro Fassi, Juan Manuel Herbella, Sebatián Luna (86′ Nelson González); Roberto Bonet, Ricardo Aparicio, Marcelo Guzmán (64′ Gustavo Reggi) , Nilo Carretero; Diego García y Juan José Morales (77′ Antonio Pierguidi).
DT: Alberto Pascutti.
Suplentes: Matías Giordano; Roberto Tucker, Martín Quiles, Enzo Kalinski.
Goles: PT. 42’ Torresi (SM) ST. 47’ Quiroga (SM).
Amonestados: Plaza y Quiroga (SM). Fassi, Herbella, Luna, Guzmán y Aparicio (Q)
Expulsado: González Bordón (Q)
Juez: Daniel Raffa.
Estadio: Ingeniero Hilario Sánchez.