Empezando laborterapia

UNA NUEVA AVENTURA DE PESIMISTTI

“¡¡¡Dale Lionel!!! Ya estás listo. Terminemos con esto de las salidas esporádicas y la vuelta a dormir en la Clínica.”
“Tenés que volver a enfrentar las cosas. No podes quedarte eternamente acá adentro, con medicación, durmiendo y saliendo una hora cada 2 semanas.”
Lo miré al Dr. Quilibrio, que me decía una verdad más clara que el agua mineral, pero no lo puedo aceptar.
No quiero salir de adentro del Sanatorio.
Afuera esta la realidad, todo lo que siempre me hizo mal. El campeonato que esta por empezar, el equipo que lo están armando, o Lo Está Armando ya sabemos quien, y mucho no la pegó estos últimos tiempos (digamos unos 30 años…), los marcadores de la ultima línea del equipo tienen una edad similar al promedio de vida de los rinocerontes machos de Madagascar (mas de 40 años), volvió Pontiroli como el hijo prodigo, el grupo Sonda revolotea cual avecilla sobre nuestras cabeza pero parece Diego García (no define nunca…) en fin, es mucho para mi, y no me voy de acá.
“Lio, tenés que enfrentar la realidad”-me dijo Quilibrio.
“Hace laborterapia, ya te conseguimos una changuita con un tal William, que necesita mozos y ayudantes de mozos para eventos sociales y lunchs. Vas, trabajas unas horitas, estás con gente, volvés a la realidad, te vas acostumbrando y, después de un tiempo, ya no vas a tener que volver a dormir a la clínica, no te vas a hacer pis encima cuando escuches que venden a otro pibe de las inferiores, y no te va a asustar más esa pesadilla del Grupo Sonda que viene a la noche y se quiere llevar tus cosas y dejarte en la calle.
Andá, hablá con este chico que te recomendamos, que el sábado y domingo hay algo para hacer, y además de ganarte unos manguitos, te va a hacer bien.
Llámalo.
Hablé con ese tal William, no le entendí bien lo que me decía, porque hablaba todo medio raro y bajito. Y se ve que él tampoco me oía bien, porque cada rato me preguntaba “¿Mmmmmmentennnndeèè…?”
No nos pusimos de acuerdo, me quedé sin trabajo antes de empezar.
Igual, cuando rumbeaba de nuevo para el Sanatorio de Quilibrio, me encontré con mi vieja, que junto con la prima, la Vasca (nunca supe porque le decían así, ya que se llama Anunciata Rebagliatti), se iban caminando rápido por la peatonal Rivadavia.
¡¡¡Mamá!!! La llamé.
Mi vieja se dio vuelta, me miró con lastima, y con los ojos con lágrimas me dijo:
¿¿¿Nene, otra vez te escapaste????
No mamá, iba a laburar y me fallaron, vuelvo al Sanatorio.
¿Ibas a trabajar? ¿No estas enfermo?
No mamá, Quilibrio me dijo que lo puedo hacer, y me hace bien. Pero no arreglé.
La miró a la prima, esta asintió con la mirada y entonces me dijo:
Mirá, andá a esta dirección -es en Chascomus- que están buscando mozos para un servicio el fin de semana. Velo a Coqui, que era amigo de tu padrino Rene –bueno, amigo ¿ya me entendés, no?- y decile que vas de parte de el y te da trabajo de mozo. No vuelvas tarde ni dejes que te haga nada, eh? Si está vestido de mujer no entres al hotel y andá para casa….
¿Vos donde vas?- le dije
Voy a Mar del Plata a ver el amistoso con Arsenal. Hay que estar siempre…
Mientras decía esto, ella y la Vasca se subieron a un camión Bedford 61 que las estaba esperando. Sonó la bocina con la canción de la cucaracha, unos 55 a 60 muchachos saltarines, vestidos de azul y blanco, gritaban cantos del cervecero. Vi alejarse rápidamente al camión, y me pareció escuchar algunos disparos….
Miré la tarjeta donde tenía que ir.
Hotel Riviera, Coqui Amado. Chascomus., y allá fui.
Llegue rápido a Chascomus, fui al hotel (un poquito descuidado de afuera, pero bien ubicado), y Coqui no estaba. El socio, (o cómplice) me dio la dirección del evento, me dio instrucciones y allá fui.
Llegué a un club medio cerrado, tipo country y me mandaron a la casa de los agasajados. Parece que eran 2 cumpleaños juntos, de unos señores que formaban parte de una agrupación, o de una sociedad de fomento, no sé, algo así.
Un aburrimiento dije, pero me sirve para ir sanándome…y me prepare para el bodriazo.
Cuando ya estaba adentro, después de darme las instrucciones del caso las mujeres, que hablaban mucho todas a la vez, me los presentaron a los que cumplían años.
Uno era actor de comerciales de televisión. Lo vi muchas veces en el sanatorio por la tele cuando promocionaba el “bóxer Tanagra”.
Después, se ve que dejó de trabajar porque no lo vi más.
El otro, me pareció un rompebolas que ni me prestó atención, lo único que le importaba era que el vino se servía a temperatura ambiente, que antes de servirlo lo pusiera en una cosa que parecía una especie de papagayo de los que había en la clínica, para que se oreara, y no se que otras pavadas. Hinchaba también que quería la comida muy cocida…
Los demás que estaban, gritaban y hablaban todos.
Había uno gordito, que me parecía cara conocida, estaba colorado y gritaba no sé qué cosa de los hinchas, quería trompearse con todos. Me cayó instantáneamente simpático. Me hizo acordar al Nono…
En eso, dijo riéndose…yo soy el de atención al hincha… o algo así
Yo estaba con Vicodine encima, que está de moda desde que hizo crema a Michel Jakson y lo tomamos todos los esquizoides. Te deja como si tuvieras 12 ginebras puestas, pero igual me sobresalté cuando escuché “hinchas”.
Como me dijeron que era un club de Caza y Pesca, pensé que debían hinchar, o por los patos, o por los pescados, pero igual paré la oreja para ver para donde iba la cosa.
De repente, el que rompía las pelotas con la comida bien cocinada, dijo algo así como “…2 cosas…vuelvo a repetir”, movía las manos con un anillo enorme, y de repente dijo “Pontiroli…”
Ahí los platos casi se me caen. Pude sobreponerme a las palpitaciones, y seguí prestando mucha atención…
Un señor mayor que estaba fumando, desde atrás de una gran nube de humo, dijo: Tripodi es buen arquero ¿¿¿¿pero no se podía retener a Giordano????….”
Rápidamente, otro con ojitos de cara de chino, que también fumaba y estaba atrás de otra nube de humo, dijo: “No, porqué si hacían eso, también podrían haber tratado de retener a Morales…”
Mientras escuchaba esos nombres, descubrí en la punta de la mesa a otro que conozco de la cancha, que lo vi en reuniones de la comisión directiva del club, mirando con atención y respeto el anillo que tenía el que tenía barba candado.
Ahí me asuste. Eran demasiadas cosas en camino para el mismo lado. Pontiroli, Tripodi, Morales, La Comisión….anillos de poder….
Empecé a sudar frio, y con pequeñas pero sostenidas convulsiones.
Sonamos –pensé- Es una recaída terminal. No veo gente muerta, pero ya veo en todos lados, incluso acá en Chascomus, gente que habla, discute y opina sobre cosas de mi querido cervecero…. Estoy peor que nunca….Imagino situaciones insólitas, tengo que volver al Sanatorio…
Traté de irme despacito para la cocina, pisé un perrito rompebolas que se me prendió a la pierna y me la frotaba con intenciones no sanas y vino otro de los que hablaban, con 2 cervezas en la mano, me dio una, y me dijo, ¡¡¡¡tomá nene, festeja conmigo que voy a ser papá!!!!
Tomá, te regalo esto también –me dijo mientras me abrazaba- y me dio un almanaque donde estaban todos los que estaba en esa fiesta y otros mas, se ve que del mismo grupo, todos sentados en la tribuna de tablones de mi viejo y querido Centenario….con el escudito del club. Fue demasiado para mi.
Me puse a llorar y me empecé a sentir mal en serio, me desmayé.
Empecé a recobrar la conciencia, mientras un zumbido importante, regular, constante y monótono, me perforaba los oídos.
Uno chiquito de los que comían, que tenia olor a pasto, me daba golpecitos en la cara, y me decía,” Nene, despabilate, vamos ¿qué pasa?
Ya estoy un poco mejor ¿pero qué es ese zumbido? ¡Me está matando!
No es un zumbido, dijo el que me daba los golpecitos. Son nuestras mujeres hablando. Espera que cierro la puerta.
Cerraron una puerta, pero el zumbido siguió igual.
El viejito desde la nube de humo, fue y les dijo si se podían callar, hubo risas varias y el zumbido aumentó de intensidad.
El perrito ladraba y me quería morder.
Yo seguí acostado y otro de los que estaban en la reunión, que estaba casi al lado de la ventana, me miraba fijamente, miro a los demás, y me señaló y dijo ¿Puedo?
Pensé lo peor, pero el chiquito que me había auxiliado, lo miró y le dijo:
¡¡¡¡Pero Hernán, no es para comer!!!!
Me volvió el alma al cuerpo, lentamente.
De repente, el zumbido cesó.
Las mujeres salieron, dijo el de cara achinada dentro del humo.
Porque el perro se escapó. Dijo otro peladito.
Bien, dijo el que rompía las pelotas con las cosas cocinadas. Ahora podemos hablar.
Todos se me acercaron, y alguno me dijo:
¿Qué te pasa nene?
Me siento mal.
Ya lo vimos. ¿¿¿Pero por qué???
Estoy alucinando que ustedes hablan de Quilmes, de mi club, del que soy hincha, por el que sufro, por el que me desvivo….y parece que por el que me enferme mal.
Ustedes no entienden. Son muchas cosas, descensos, frustraciones, mentiras, manejos personales… ya no doy mas…
¿Y quién te dijo que lo estás alucinando? me dijo el que andaba con las cervezas en la mano, ahora con otras 2 y tomaba alternativamente con la mano izquierda y la derecha una y una.
¿Viejo, cómo te llamas? Salio una voz de las nubes de humo.
Lionel, dije yo.
El de bigotitos de la punta me preguntó: ¿Lionel Pesimistti?
Sí. ¿¿¿¿Vos no… no sos Nacho????
Claro nene, quedate piola que no pasa nada. Estas con otros hinchas y socios del cervecero….
¿Entonces no estoy con recaída? ¿¿¿¿Hablan de verdad del cervecero?????
De la otra nube de humo, salió otra voz, que decía, “donde estemos nosotros, siempre hablamos de nuestro club”. Acá, en Calafate, donde sea….
¿Y qué hacen acá? Pregunté ya más repuesto.
Festejamos cumpleaños, hablamos de nuestro club, nos preocupamos por que este mejore, tratamos de participar en su mejoría, y sufrimos cuando le va mal, y gozamos cuando le va bien, dijo el de la publicidad de tanagra, que tenía los ojitos muy para afuera.
Por lo bajito dijo (¿Hace tiempo que no gozamos, no?) Todos pusieron cara de compungidos y asintieron…
Todos estos tipos -había uno peladito, además de los otros, que le hablaba a uno de los que fumaba atrás de la nube de humo, me palmearon, me ayudaron, me asistieron y terminaron compartiendo conmigo esa noche, como si fuéramos amigos de toda la vida.
No lo somos, pero somos compañeros de un sentimiento.
Lo pasé bárbaro, nunca tendré palabras para agradecérselos a todos.
No atendí como mozo a nadie, comí como un jabalí hambriento y tomé como un dromedario.
Entendí que era hora de irme cuando el de la barbita, que era uno de los que cumplía años, trajo un vino y empezó a contar la historia que era no sé de donde, y que lo hacían macerando las uvas con el hombro, que tenías 400 años y no sé cuantas cosas más. Lo probamos y era soda caustica, pero igual los demás ponían cara de como que les interesaba lo que decía… El chiquito con cara de explorador selvático, le dijo que ese vino, francamente era una porquería. Tenés razón, Néstor, le dijeron. No era el otro Néstor, gracias a Dios.
Para terminar, nos dio un licorcito de vino que ese sí, estaba rebueno.
Decidimos irnos, y nos saludamos como integrantes de la legión Extranjera saliendo de licencia.
¿Tenés donde dormir? me dijeron todos.
No, vine de paso.
Vení con nosotros al hotel. Te arreglamos algo.
Cuando llegamos, oh sorpresa, el hotel era el Riviera.
Me quedé en una habitación single, con vista a la laguna, simple, sencilla, pero atendida con el afecto y cariño de sus dueños.
Dormí como un hugonote en campaña.
Igual, pese a la paz y tranquilidad del hotel algo debe haber pasado, porque en sueños, escuché gritos, amenazas y golpes en las puertas.
Estaba tan cansado, que no le di bola.
Me desperté a eso de las 11, me quisieron llevar a comer ravioles a la misma casa, les agradecí, pero sentí que debía seguir camino solo. Me había vuelto el entusiasmo.
Viaje a Quilmes, fui a lo de Quilibrio, entré, le di un abrazo y nos emocionamos.
Me miró a los ojos y me dijo “¿Tenés algo para decirme?
Sí. Y muy importante.
¿Qué es?
Aprendí que el tanat es el vino uruguayo por excelencia. No tienen otra cepa porque las tierras solo pueden producir ese vino. Lo dijo ese hinchapelotas de los vinos.
Que el estofado con el peceto sale tan rico porque lo sellaron antes con aceite de oliva y lo hierven como 2 horas y media, según el que va a ser papa.
Que dejar de fumar es refacil, si ya dejó como 36 veces, según el que tenía cara de chino y estaba atrás de una nube de humo.
Que hay que cagar a trompadas a todos, según el de la Secretaria de atención al hincha.
Que siempre se puede comer algo mas, sea lo que sea, según el que le decían Hernán.
Que siempre se sale de donde se esta, me demostró el de los ojitos agrandados.
Que se pueden tener los huevos al plato, pero ponerlos no es de mala leche, según el señor mayor detrás del humo.
Que jugar al golf, ser de izquierda, no peronista, no radical, ir al frente, administrar la tesorería de la agrupación, encargarse de lo que sea necesario, no es incompatible según me enseño el chiquito que me pegaba los bifes.
Que el jamón crudo casi se nos hace cocido, dijo Nacho el de los bigotitos a lo Errol Flynn.
Que se puede generar amistad, y lazos profundos desde el respeto y el afecto, aun en el disenso, como vi en estos tipos.
Que aun con Sondas, Zondas, Ondas de Paz o lo que sea, el sentimiento no decae como el patrimonio del club, por el contrario, crece (como las deudas). Y que con actitudes y voluntades como las de estos tipos, siempre algo se va a poder hacer.
Y que decidí que podré aguantar otro armado a piacere de quien sea de nuestros equipos, pero que voy a dar batalla. No retrocedo. Estoy tomando impulso.
Me tomé un Vicodine y me fui a dormir, con una sonrisa y sin temer por una pesadilla. Me lo merecía.

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