Cuando los refuerzos no refuerzan

Si bien algunos dicen que todo en la vida tiene una explicación, en determinadas situaciones hallar los justificativos es, en definitiva, una tarea de complejidad mayúscula. Pensar con la cabeza en el tablón, en términos periodísticos, podría ser suicida. Sin embargo, muchas de las cosas que se dicen (cosas que el hincha de Quilmes necesita decir para apaciguar el fuego interno que genera ver la realidad) pueden, tranquilamente, ponerse sobre la mesa. No hablemos de seriedad dirigencial. Tampoco del rol de una Comisión Directiva fantasma. Enfoquemos el análisis en las innumerables oleadas de futbolistas que llegan al club receso tras receso. Está claro que, dentro de una institución acéfala, la exposición al error es mucho mayor. Eso sucede en el Cervecero. La carencia de planificación general es uno de los principales motivos. Y a Quilmes le vuelve a meter un cross el mercado de pases. Con la misma impunidad que se echa a la persona que piensa diferente, el accionar para incorporar apuesta las fichas grandes al poder de los billetes: primer gran error.

Nadie sabe de dónde, pero la plata siempre aparece para realizar contrataciones rutilantes. Darle crédito a la frase célebre de Carlos Coloma (“económicamente estamos muy bien, el problema es financiero”, dijo en FM SUR) es engañarnos a nosotros mismos. De todas formas, tener dinero y malgastarlo resulta más grave aún. ¿Nunca se pensó en, además de traer “con la ayuda de algún amigo”, formar una Subcomisión de Fútbol? Dentro de un club en el que, desde que es comandado por José Luis Meiszner, no se le dio lugar a los elementos de las divisiones inferiores, es llamativo que a nadie se le haya ocurrido asesorarse con el objetivo de achicar un margen de falla que en la actualidad gana por goleada. Es increíble que esta “política compradora” de jugadores sume un desacierto atrás del otro. En definitiva, esos desaciertos deportivos, sumados a los dirigenciales, que son para agarrarse la cabeza una y mil veces, explican el flaco presente global de Quilmes.

El Cervecero descendió y la temporada 2007/2008 la jugó en la Primera B Nacional. Allí sumó 13 jugadores: Sebastián Luna, Gastón Schmidt, Walter Peralta, Roberto Tucker, Richard Pellejero, Pablo Batalla, Sergio Marclay, Dante Senger, Adrián Giampietri, Luciano Rodríguez, Diego Ceballos, Germán Alemanno y Raúl Gorostegui. Luego, en la 2008/2009 arribaron 12 profesionales: Martín Michel, Martín Quiles, Gustavo Reggi, Matías Giordano, Roberto Bonet, Nilo Carretero, Juan Manuel Herbella, Antonio Piergüidi, Ricardo Aparicio, Ramiro Fassi, Juan José Morales y Mauricio Almada. Para la 2009/2010, hasta el momento, teniendo en cuenta que la lista se va a ir a 18, se incorporaron 15 jugadores: Diego Cardozo, Germán Noce, Matías Córdoba, Matías Di Gregorio, Sergio Meza Sánchez, Miguel López, Facundo Sava, Ramón Lentini, Leopoldo Gutiérrez, Martín Seri, Mauricio Carrasco, Emanuel Tripodi, Walter Ribonetto, Pablo Garnier y Emmanuel Martínez. En total fueron cuarenta refuerzos, de los cuales sólo uno (Juan José Morales) redituó dentro de la cancha. Roberto Tucker y Sebastián Luna fueron dos apuestas que dejaron buen efectivo pero no representaron categoría en el césped. El resto, salvo algunos rendimientos importantes en esta temporada, pasó y pasará sin pena ni gloria, aunque el equipo de Jorge Ghiso consiga el ascenso.

La llegada de Rodrigo Díaz, más allá de gustos personales, hubiese sido un salto de calidad porque Quilmes, dentro del plantel, no cuenta con un jugador que tenga nueve años de Primera División en el lomo. En un momento de exigencia total, el Rengo, en los papeles, era un hombre importante. Lo mismo acontecía con Jossimar Mosquera. Después, por cuestiones lógicas, a medida que se van tachando posibilidades, además de caer bajo, empieza a tallar un tema de principios. O traes un pibe de la Reserva de otro club o potencias lo que sale de tu vientre, que es lo que el día de mañana te va a permitir tener cierta solidez. En Quilmes, como se dijo antes, se elige el primer camino. Breyner Bonilla y Sebastián Alberto Battaglia no van a aportar más que cualquier futbolista nacido en Alsina y Lora. Pero, sabemos, es el juego que le encanta jugar a Meiszner. Ghiso, cuando fue presentado, exteriorizó la necesidad de reforzarse con gente que no necesite un tiempo de adaptación. No obstante, el poder de José Luis llega tan alto que, incluso, es capaz de, mientras tapa las inferiores, foguear apellidos ajenos. ¿Qué va a decir Vitrola? Se pondrá el cassette, porque es consciente de que si se opone, en la segunda fecha es un desocupado más.

Mientras todos esperamos que se reanude el campeonato, el primer partido ya se disputó. Y Quilmes arrancó perdiendo. ¿Cuándo? En el instante que Meiszner decidió remover a José María Bianco…

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