Aquel error de Ramírez derivó en el gol de Pavone, a cobrar, derrota. Bochazo de Verón a la luna, Morales como último hombre no logra conectar: jugada mental de Hernán Rodrigo López quien sin mirar se la dio al Chapu. Gesto adusto a esa popular colmada, cara de resignación de los hinchas. La pelota ya dormía en la red; palo y adentro. Ojota Morales echó por tierra un trabajo táctico que venía saliendo, pero que no alcanza parece con los equipos grandes, porque cuando te dormis, sos ojota, perdón, cartera.
El penal, la resolución de López, fue una daga innecesaria porque lo peor que había sufrido Quilmes lo tuvo maniatado en el primer tiempo aunque con buenos signos vitales, porque la predisposición hacia ir a buscar llegaba hasta tres cuartos, donde faltó la profundidad para generar con claridad.
Está claro que Estudiantes mereció mucho mas en el inicio, que Quilmes lo fue equilibrando y que de alguna manera terminó cerrando.
Lo que queda en el tamiz como resignación tiene que ver con que el equipo pedía un lifting en el complemento y que los cambios lleguen como una convicción y no como «una consecuencia de».
3 defensores 4 volantes 3 puntas fue demasiado para 10 minutos, donde la furia pecó de ingenua sin lograr ser enfática.
Quilmes perdió 2-0 como visitante en su cancha, tuvo que esperar 30 minutos a que el local desagote, vio como a sus ex le va bien con el novio nuevo, padeció a uno de los últimos ídolos del Centenario, se fue con dudas de la cancha y con autos rotos. Se bancó el subi baja en estado coreográfico de los inquilinos, se banca que lo engañen en su propia cancha mientras se te rien en la cara.
¿Eso es amistad?
Fotos de Silvana Livigna
Fotos de Diego De Vicentiis