JaJaJaJa Joder Jota Jota y a reir. Pase a la red de aquel que supo levantar efervescencia en el centenario en otro ámbito, la B Nacional. Jota y a cobrar para que la agonía tenga otro matiz, para que esa agonía se transforme en bálsamo para esos corazones que estuvieron acorde a la nueva fisonomía de una categoría que nos requería. Quilmes es de Primera porque su gente lo demanda, porque su estadio es privilegio para aquellas bocas que cuando lo visitan no hacen más que marcar las bondades de nuestra iglesia. De esa religión con sabor a domingo más allá de que el debut haya sido el sábado de San Cayetano. Bienvenido Quilmes a la Primera División, lo estábamos esperando…
El empate tuvo sabor a victoria, aunque antes del epílogo, hubo un partido en el cual Quilmes fue protagonista desde el vamos, padeció las estocadas finas de Kitu Diaz, zafó de un penal en contra, se encontró en desventaja y se levantó. Demasiadas contras para un equipo nuevo.
Un esquema dinámico proyectó Tocalli para el debut, con posiciones fijas de mitad de cancha hacia atrás (lo más flojo del equipo) pero con rotación en el eje del mediocampo pensando en un Raymonda pleno de responsabilidad al calzarse la que supo ser del Indio Gómez pero fluctuando en el ataque, siendo las veces volante y delantero. La verticalidad de Gustavo Varela oficiando como eslabón ofensivo pero también jugando en la enjundia que pedía los relevos a su espalda. Un doble cinco que no tuvo ADN desde la idea porque Ojota Morales fue patrón pero el Príncipe Aranguiz no definió su rol de garrotear o jugar a ser prestidigitador. Claro está, la de pase vertical le calza mejor que el ras del piso. Punto más flojo del equipo lo del Chileno, quizá por la expectativa que generaba. Fino y exquisito lo de Gervasio jugando al límite con la que significa ser un hombre pegado a la raya de cal, donde la reprobación llega rápido. Pero más allá de las lagunas del Yacaré, en sus pies hay esperanza a futuro. Lo más flojo vino desde el fondo, quizá siendo Fontanini uno de los puntos satisfactorios, al igual que Broggi, con mayor insinuación en el primer tiempo. No así lo de Roselli, atomizado respecto del partido con San Lorenzo en función de las proyecciones de Varela. Tocalli le dio armonía al equipo del debut y fue consecuente con lo que probó en la semana previa cuando en la recta final intentó solidificar ciertos aspectos contra un rival que venía con base pero que al menos en el debut reprobó. Pero esto claro no le importa al hincha de Quilmes, sino cómo anduvo su equipo, el de los más de 20 refuerzos, el que no se nutrió de la juventud de Alsina y Lora, el que tantas dudas generaba en la previa. Pero el debut fue satisfactorio por el desconocimiento en los movimientos de muchos de los refuerzos, por los nervios de la vuelta a Primera y porque los antecedentes de los amistosos no invitaban a la sonrisa de propaganda dental. En la cuenta regresiva a los 50 ansiados puntos, quedan 49, para no generar expectativas que pueden ser incumplidas, para pensar solamente en la tranquilidad de la primera sin buscar viajes para acumular millas.
Y una tarde volvió Jotá, su destino casi Palermiano lo habrá decretado así porque Bernardo Romeo no pudo conectar plenamente (la peinó) tras su fina palomita pero Corazón Valiente apareció como un fantasma por el segundo palo, solo en su habitad, y ese pase a la red sirvió para unir sus dedos y dar la forma coreográfica de corazón mirando a la platea. Es el Jota de la ovación, el que el hincha pidió y rasgó su garganta hace no mucho tiempo. Ese tal Morales se mofó del gol rebotero del Bichi Fuertes y devolvió los latidos. JaJaJaJa Joder, Quilmes baila la Jota, mientras un tal Colón intenta descubrir cómo se le escapó el partido.