Por atrás, donde dicen que duele. Asesino de paciencia infinita, desvirgó el entusiasmo de un adversario que soñaba en mayúscula. Código implícito en la Biblia de los goleadores. Idilio eterno en su romance con la red. Este guerrero provinciano no necesita armas para lastimar al enemigo, tampoco apela a artimañas vulgares. Su picardía se reduce a la rigidez de los incisos. Este guerrero empuña un anillo en el dedo anular, instrumento suficiente para certificar la condición que lo antecede, que acredita que la relación íntima con el gol es una ley vigente en su reino. Juan José Morales no es reconocido como moroso en la cuenta de las anotaciones: el tucumano paga adentro del arco. Colón sangra por la herida.
Si Quilmes sostiene el nivel que exhibió ante el Sabalero tendrá gran parte de la tarea cumplida. Fue una grata sorpresa. Sorpresa literal, con sonrisa ancha y fulgurante. Mérito de Hugo Tocalli. La propuesta del Cervecero motivó el aplauso cerrado (y bien merecido) del final. Viejo preludio futbolero: balón al ras del piso, en poder de los que saben protegerlo y brindarle seguridad, apostando al juego asociado y no al desprecio técnico. El fútbol que le gusta a la gente, como diría Horacio Pagani. Quilmes, aun siendo un equipo en formación, logró adquirir la fisonomía de una estructura sólida y añeja, sobre todo en ofensiva. Faltó contundencia, es cierto, pero la gestación superó el periodo embrionario. Santiago Raymonda, quien tenía la obligación de conducir, sacó el registro y manejó con el pedal a fondo, al ritmo de una explosión por momentos incontenible.
Gervasio Núñez y Gustavo Varela, con aciertos y errores, son jugadores que miran para adelante, que con pelota dominada van hasta el hueso. El aporte de los carrileros será vital dentro de un esquema que, en principio, presenta un solo delantero. Tocalli deberá ajustar las piezas del sistema defensivo. Si bien Quilmes fue superior, Colón tuvo situaciones claras para convertir. Fabricio Fontanini estuvo a la altura de las circunstancia, pero Sebastián Martínez no aprobó el primer examen. Los laterales completaron una tarde irregular. Se necesita mayor concentración.
¿Qué es Colón? Un equipo que se armó para pelear el campeonato. Entre sus filas cuenta con Ariel Garcé y Diego Pozo, quienes integraron el plantel de la Argentina en el Mundial de Sudáfrica. Para esta temporada llegaron refuerzos de la talla de Damián Díaz, Cristian Ledesma y Joaquín Larrivey. Y, además, el elenco santafesino tiene un plus: Esteban Fuertes, uno de los delanteros más completos del fútbol argentino, que es el goleador histórico del club. Pero Quilmes, el Quilmes que en la previa llegaba con la mandíbula lista para recibir los golpes del poderoso, doblegó la supremacía teórica del Sabalero y mereció algo más que el empate. Sin embargo, el arranque es sumamente positivo.
Por otra parte, más allá del entusiasmo en el que quedó inmerso Quilmes, a Tocalli lo espera un trabajo interesante: encontrarle un lugar a Miguel Caneo, la última incorporación. El Japonés tiene características disímiles a las que evidenció el Cervecero frente a Colón. Mientras Raymonda vuela y los volantes pasan a gran velocidad, Caneo es sinónimo de pausa, mente fría y vértigo en cámara lenta. ¿Podrá el entrenador encontrar el equilibrio justo?
Faltan 37 finales. La clave es ensamblar bien las fichas, porque un equipo que se articula en el medio de la competencia puede tener altibajos. Estudiantes, que es un conjunto maduro y con pergaminos por doquier, representará una medida importante.