La tabla Quema

«Nada como ir juntos a la par». Definitivamente, el sonidista de la cancha de Quilmes no tiene nada de tacto. Domingo a la tarde, a esa fatídica hora y con el resultado puesto, seguramente subió el índice de suicidios en la zona Sur. Y el tipo nos mete el tema más depresivo de Papo mientras esperábamos a que se vayan los despreciables visitantes, como para que si nos quedaba algo de ánimo termine de desaparecer al entrar esa melodía por nuestro oído. Flaco… ¿no te diste cuenta lo que acababa de pasar?

Tocamos fondo viejo, no nos alcanzó con que Tigre nos pegue tres terribles golpes, sino que ahora Huracán nos da vuelta como una media. Un equipo que ataca con dos ex jugadores que hacen sus partidos despedida todos los fines de semana y que el resto es un rejunte de poco y nada. Así, nos voltean un resultado que estaba completamente dominado en nuestra cancha. Y otra vez un equipo que estaba para el KO, contra nosotros equipara al mejor Rocky y nos tumba. Ah, y se viene Independiente… ¿Nos quedará todavía elixir revive muertos?

Ojo, es todo un logro lo que hizo Quilmes ayer. No cualquiera puede, ganando 1-0 desde el vestuario y anulando a su rival durante casi todo el PT, levantar a este Huracán. ¡Pero pudo! Haciendo una segunda etapa espantosa, generando dos situaciones de gol (como mucho), la banda de Hugo lo hizo. Y es que el Globo serán ellos, pero a nosotros cualquier alfiler nos hace estallar. El gol del empate fue una tragedia, pero podía suceder por la falta de definición del Cervecero.

Y no reniego de no haberlo liquidado en el PT. Evidentemente, la mufa viene siendo una gran compinche. Pero sí me fastidia la actitud con la que salimos a jugar el segundo. Desalmados, imprecisos, ciegos… Todo lo bueno que habíamos hecho hasta el gol de Quiroga (mamita… cualquiera es torazo en el rodeo de Quilmes) se fue a la basura. Vamos a dejar afuera el nombre por nombre para no fomentar el insulto fácil, pero en general fue una lágrima lo de casi todos en el complemento. Para colmo, Tocalli tardó una eternidad en poner a Caneo (si está bien físicamente es titular indiscutido). Sobre todo con lo que estaba sufriendo Hirsig adentro de la cancha, que seguro que cuando lo sacaron agarró el auto y se fue a dormir a la casa de lo mal que la estaba pasando. Sólo cuando entró el Japonés abrimos un poco la cancha y manejamos un poco más la pelota. Pero no alcanza, ni mucho menos.

Ahora sí que se acabó el mensaje optimista. Podíamos perder contra Tigre. Un tropezón no es caída. Pero perder de local contra Huracán es caernos en un pozo. No hay luz, no se ve nada y el futuro parece así de oscuro.

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