Sábado. Alrededor de las 21.30 horas. La pizza ya se había terminado y la cerveza se calentaba en el vaso mientras sufríamos, algunos desde el sillón y otros en la tribuna. Sin embargo, más allá de la distancia, todos olieron lo mismo en el momento que ese pelado agarró la pelota.
– ¡Vamos Quilmes, carajo! A ver si nos sacamos la mufa. ¿Qué hace Varela? ¿Quién patea? ¿COMO QUE EL URUGUAYO? Pero… ¿Y JJ? ¿No hay otro? Uy… Cagamos.
Y no hacía falta ser un doctor matriculado para alcanzar el diagnóstico al que yo llegue en ese momento. Seguro que el “cagamos” se cruzó por la cabeza de cada hincha del Cervecero atento al partido.
Se veía venir viejo. Varela, ese mismo que vaya a saber uno cómo logró jugar en Europa y un mundial, entró para darle la razón a la gente. NO PUEDE JUGAR MAS EN QUILMES ESE MUCHACHO. No podía parar una pelota, ni siquiera tirar un centro. A los cinco minutos de haber ingresado ya se había ahogado y estaba tomando agua. Es inexplicable que haya agarrado él la pelota para patear el penal. Y es un insulto a todos los hinchas que viajaron a Rosario que lo haya pateado así…
Pero no reneguemos de lo que pasó, si el final era anunciado. Busquemos una razón de porque no lo pateó Morales. De por qué Cerro es suplente. De por qué Tocalli limpió a Garnier, para quedarse con Varela. De por qué los pocos intérpretes que nos quedan del ascenso muestran que tienen chapa para jugar más y el Cabezón sigue insistiendo con los refuerzos que no rinden. Si Kalinski parece que llegó para quedarse, Caneo es el mejor jugador que tenemos y Cerrito entra con muchas ganas y genera el penal, por qué no le damos la chance a los Corvalán, Garnier, Narvay, Gómez, etc…
De cualquier manera, vale este partido de Quilmes. En una cancha donde caen todos, nosotros estuvimos a punto de meter el batacazo. No fuimos una maravilla, pero si antes de que se juegue nos daban para firmar el punto, no había uno que no clavara el gancho. Después las circunstancias del partido y ese fatídico penal nos dejaron un gusto agridulce a la boca. Pero, teniendo en cuenta que Tocalli piensa seguir, habrá que esperanzarse con que este sea el comienzo de una levantada.
Aunque ya llegamos a la mitad del campeonato sin triunfos, sigamos llenando las canchas como el sábado. Alentemos a pesar de todo. Pero no nos olvidemos de pedir lo que merecemos, que es ganar ya mismo. Porque si no, va a ser el descenso el final anunciado…