Para conmemorar un nuevo aniversario del Quilmes Campeón Metropolitano 1978, te invito a un recorrer aquella gloriosa campaña haciendo hincapié en los partidos fundamentales que la marcaron mostrándote lo que decían en esos momentos los medios escritos nacionales, como veía la prensa a aquel equipo y lo que decían los protagonistas.
Quilmes comenzó la temporada bajo la conducción técnica de la dupla integrada por Oscar López y Oscar Cavallero, que habían sido jugadores de Quilmes entre 1967 y 1969. La base de su plantel la había comenzado a construir en los últimos años y a esta se agregaron algunos refuerzos. A los arqueros Palacios y Wenner se les sumó la vuelta de Hugo Tocalli. En la defensa el plantel contaba con Milozzi, Recavarren, el Tato Medina, Gaño, Carrizo y el juvenil Bourgeois, a los que se sumaron Zárate, que venìa de descender con Lanús y el experimentado Fanesi. Los volantes con los que contaba Quilmes eran Rando, Raschia, Fito Salinas y el juvenil Gáspari, a comienzos de temporada se sumaron Echauri, que venía de Gimnasia, y el Tano Bianchini (surgido en Racing, donde jugó en inferiores con Zárate, Milano y Rando, pero que venía de Unión luego de actuar en All Boys y Chacarita). En la línea ofensiva contaba con Filardo, el Indio Gómez y Paruzzo, pero debía reemplazar a su goleador de la temporada anterior Sergio Fortunato, y al “Ruso” Kaliszuk, ambos transferidos. Para esto confió en los goles que podía aportar Luis Andreuchi, recomendado por Yudica, y además llegaron Milano y Juan Carlos Merlo.
Recuerdo del primer partido, con San Lorenzo, aquel gol de la victoria 2 a 1 sobre la hora convertido por Andreuchi luego de una exquisita habilitación de Hugo Echauri (que picardía que pudimos disfrutarlo sólo los primeros 10 partidos debido a una lesión que luego le implicaría su retiro del fútbol profesional) en el arco del viejo gasómetro que daba espaldas a la tribuna de la calle Las Casas, donde estábamos los hinchas cerveceros, y el tiro libre de Héctor Rando (otro que no terminó el campeonato en Quilmes por un pase al fútbol colombiano, pero tiene ganado todo el cariño y respeto de los hinchas de esa gloriosa época) para ganarle 1 a 0 a All Boys, por la segunda fecha, también sobre la hora, luego de un mal partido.
Los siguientes siete partidos como arrojaron 2 empates, 4 derrotas (todas como visitante) y una sola victoria). Luego de la última derrota, en la fecha 9, la dupla presentó la renuncia, Quilmes tenía a esa altura 8 puntos y estaba en la 12° posición en el torneo. Vale aclarar que en aquellos años por partido ganado se sumaban sólo dos puntos…
Con la llegada de José Yudica, que había sido técnico cervecero el año anterior, pero no renovó su contrato, las cosas iban a cambiar sustancialmente. Quedaban 6 fechas para el receso que se llevó a cabo debido al Campeonato Mundial disputado en nuestro país. De esos partidos Quilmes ganó 4 y empató 2, levantando futbolísticamente y por consiguiente en la tabla de posiciones: estaba 6° con 18 puntos, 3 menos que el puntero Boca.
Reiniciado el torneo luego de la consagración de la Selección Argentina como Campeón del Mundo, los 5 partidos que quedaban hasta llegar a la finalización de la primera rueda fueron 3 victorias y dos empates, por lo que Quilmes llegaba a la mitad del torneo con 26 puntos, compartiendo el 2° lugar con Racing y a 3 del puntero Boca, pero además la “era” Yudica ostentaba un invicto de 11 partidos con 7 victorias y 4 empates, además el cervecero llevaba una serie invicta en Guido y Sarmiento de 26 partidos (17 victorias y 9 empates) de los cuales 10 correspondían a este torneo (7 victorias y 3 empates).
Comenzó la segunda rueda y en media semana Quilmes cosechó 2 derrotas, 0-1 un miércoles en Guido y Sarmiento ante San Lorenzo y el domingo un 1-3 en Floresta con All Boys. Los siguientes 11 partidos, hubo una recuperación: 6 triunfos y 4 empates y una derrota, por lo que llegaba a la fecha 34 con 42 puntos, segundo a 3 puntos de Boca, faltando 8 fechas para finalizar el torneo pero 7 partidos a estos dos equipos (aún debían quedar libres).
Dentro de esos partidos se destacaron la importante victoria, en la fecha 26, sobre Racing, uno de los animadores en esos momentos, en Guido y Sarmiento. Y en la fecha 28 el empate sobre el puntero Boca, 0 a 0, también como local. Respecto a este último partido decía El Gráfico: …El partido se resumió en una búsqueda permanente del cuerpo del rival., en la intimidación a través del codazo, de la plancha, del enganche que llega por detrás del hombre que lleva la pelota. Una filosofía que emparentó a los dos: Primero que ellos no jueguen; después si nos dejan jugamos nosotros. Pero como destruir es mucho más fácil que crear, no jugó nadie… El partido tuvo un claro destino de cero. Pese a todo, si hubo alguien que tuvo un poco más de ambición, ese fue Quilmes.
La recta final
En la fecha 35 Quilmes visitó La Plata, triunfo por 2 a 1 sobre Estudiantes, y quedó a 2 puntos de Boca, que empató como local con Unión, el tercero en discordia que venía junto a Newell’s con 5 puntos menos. Las malas del partido fueron la expulsión del Indio (lo suspenderían por 5 fechas), y la suspensión por acumulación de tarjetas para Andreuchi que no le permitiría jugar la próxima fecha.
Dijo Crónica respecto del partido y de la campaña cervecera : La esperanza se mantiene latente. Es más, ha crecido. Era cuestión de mirar como esas camisetas blancas se estrechaban en abrazos interminables, como esa tribuna no paraba de gritar: La realidad actual de Quilmes es que le está peleando el campeonato a Boca, que le ganó a Estudiantes de la Plata, que achicó la diferencia, que está solo a dos puntos de los “xeneizes”. Para tener pretensiones Quilmes tenía que jugar a ganar y jugó a ganar…
En la fecha siguiente Quilmes recibió a Independiente y lo venció por 1 a 0, alcanzando a Boca que perdió por 3 a 2 en La Plata con Gimnasia, luego de ir ganando 2 a 0. Esto dice El Gráfico del partido en su síntesis de esa jornada: Los primeros minutos fueron realmente buenos con felices encuentros entre Bochini y Outes, sólido trabajo de bloque por parte de Quilmes y excelentes contenciones de Pogany. Después comenzaron los roces, el forcejeo, llegaron las expulsiones de Villaverde y Paruzzo, el árbitro comenzó a convertirse en primer actor del partido. Recién al final cuando las noticias que llegaban desde La Plata impulsaban a Quilmes hacia la victoria, levantó el nivel emocional y el gol de Merlo, además de poner justicia, desató el delirio. Esto fue firmado por Juvenal, prestigioso periodista deportivo que destaca como figura del partido a Milozzi (7) y también califica con el mismo puntaje a Palacios, Bianchini, Juan Carlos Merlo, que jugó los últimos 30 minutos, al arquero de los Rojos, Pogany, y a su defensor Trossero.
En la fecha 37, un miércoles por la noche, Quilmes debió enfrentar a Huracán en Patricios, que lo derrotó por 3 a 1, la última caída del torneo. Boca que le ganó a Racing sacó dos puntos de ventaja. En la fecha 38 el Cervecero quedó libre, pero Boca no pudo aumentar la ventaja porque perdió por 1 a 0 el superclásico con River. El que se acercó peligrosamente fue Unión que luego de 2 victorias quedo un punto por debajo de Quilmes.
Por la fecha 39 Quilmes venció como local 3 a 1 a Platense, luego de ir perdiendo 1 a 0, hubo incidentes provocados por público cervecero, por lo que fue suspendida la cancha. El Cervecero llegó a los 58 puntos, y alcanzó a Boca que quedó Libre. Unión también ganó y seguía a un punto.
Llegó la fecha 40 y Quilmes visitó al comprometido Banfield, al que le ganó 1 a 0. Boca y Unión también ganaron, por lo que, a dos fechas de la finalización. Los tres podían quedarse con el título.
Cuenta el Gráfico: Ganó Quilmes porque Horacio Milozzi se ha revelado como un cheque al portador cada vez que ejecuta un tiro libre a 22 o 25 metros del arco, en línea oblicua, desde la izquierda de su ataque, apuntando con el cañón que tiene en el pie derecho al palo opuesto, el que debe cubrir el arquero. Así lo vimos marcar un golazo el miércoles, contra Platense dejando sin chance a Perico Pérez (el arquero) y metiéndola allá arriba, donde se juntan las dos maderas., vertical y horizontal, que delimitan el arco. Contra Banfield, tras un primer tiempo en el que Quilmes demostró estar mejor parado en el campo, sabiendo perfectamente para que jugaba y como debía hacerlo, el cuadro de José Yudica debió replegarse ante la carga del local en el segundo período, resignándose al contraataque. A los 27 minutos de ese segundo tiempo: foul contra Milano a 25 metros del arco. Milozzi se paró a siete metros de la pelota y le entró llenando con la redondez total de la pelota su empeine derecho. Despachando el taponazo inatajable al palo que cubría Daniel Baglioni. El arquero solo pudo hacer lo mismo que había hecho su colega de Platense 89 horas antes: mirarla pasar, ver como reventaba la red y sentir en sus oídos el alarido del gol.
Por la fecha 41, nuevamente un miércoles, dado que el receso por el Mundial había apretado el calendario, de local en cancha de Banfield por la suspensión de su cancha venció a Chacharita por 2 a 1. Boca empató visitando al descendido Estudiantes de Buenos Aires y Unión empató 1 a 1 visitando a su clásico rival, Colón. Posiciones: Quilmes 52, Boca 51, Unión 50.
La Revista Goles sobre el partido de la penúltima fecha, escribe: La tribuna de Quilmes promovió una ovación, y sus jugadores, iban 10 minutos del segundo tiempo, pensaron lo mismo que nosotros: “debe ser un gol contra Boca”. La información era equivocada. Pero, ¿Quién se atrevía a desmentirla? “Nos volvimos locos”, confesaba el flaco Milozzi, “Todos locos. Yo escuché que gritaban gol, y me acerqué a la tribuna para preguntar. Me dijeron Boca pierde uno a cero. En realidad, habían festejado el penal que les cobró el referí. Y después, cuando lo atajó el arquero, igual gritaron gol. Y yo, te juro ahí pensé que se habrían puesto dos a cero.” La tribuna siguió cantando, decretando en su festejo un resultado que en otra cancha era distinto al idealizado. Pero, de todos modos, importante para las matemáticas de Quilmes, que ganaba uno a cero en medio de esas ovaciones, y estimulado por ellas se lanzó a buscar el segundo. Directamente conmovido por el estallido de la gente, tomó la pelota Filardo, y entró al área apilando. Dejó la pelota para Andreuchi, y cuando enganchó hacia adentro para gambetear a Landolfi, el de Chacarita lo tocó abajo. Penal que Andreuchi pateó fuerte y directamente al medio del arco. Era el dos a cero. Y Quilmes tocaba el cielo.
En el primer tiempo ya había dado un paso: buen anticipo de Fanesi sobre campo de Quilmes, y pelotazo para el desborde por izquierda de Andreuchi. Foul de atrás y tiro libre que centrea Milano, desde el sector izquierdo, con el revés de la zurda. Filardo la cabeceó abajo, contra el palo. Era el uno a cero.
Después en ese segundo tiempo de las ovaciones y el campeonato que se vislumbraba cerca, Alarcón descontó con un golazo. Y aunque el dos a uno se aseguró con la pitada final, la noche de Quilmes sólo terminó en los vestuarios: con la radio portátil escuchando los últimos cinco de Boca 0, Estudiantes de Buenos Aires 0, y Quilmes que sacaba un punto de ventaja, faltando una sola fecha en su sueño de campeón…
Por la última fecha Quilmes viajó a Rosario, donde venció a Central por 3 a 2. Boca y Unión también ganaron pero ya no les sirvió.
La nota de El Gráfico sobre el partido final comienza así: Nunca había pasado antes en el fútbol argentino. Un club “chico” de los más humildes y de los más tradicionales, se consagra campeón en un torneo de todos contra todos, tras una maratón de 40 fechas. Quilmes cumplió en el estadio de Rosario Central la hazaña que no había podido completar Banfield en 1961, perdiendo la final con Racing, o Lanús en 1956, quedándose a pocas fechas del cierre del Campeonato.
Quilmes superó todo lo anterior y lo hizo a lo grande. Primero llenando el estadio rosarino con la vibración de una hinchada desbordante de gritos y banderas, de cantos y papelitos, de ilusión y de irrefrenable alegría, hasta hacernos recordar el clima inolvidable de las noches del Mundial. Sobre todo aquella del 6 a 0 sobre Perú que fue la antesala de la consagración frente a Holanda. Luego, ganando su último partido, sin depender de otro resultado para cumplir su sueño de dar la vuelta Olímpica.
Al avanzar la nota, y luego de relatar el 1 a 1 del primer tiempo, se destaca el vibrante inicio del segundo tiempo: Con el arranque de la segunda etapa llegó la sucesión de momentos que en cinco minutos le sacó el campeonato a Quilmes y se lo restituyó a través de la mejor jugada del encuentro. Entro Zavagno con Fanesi arrojándose a sus pies y Palacios saliendo a su encuentro, cayó el centro delantero local y el árbitro Ithurralde marcó penal. Iban dos minutos del segundo tiempo cuando el derechazo de Orte decretaba que Boca era el campeón, porque le iba ganando a Newell´s. Boca campeón y Quilmes postergado, des pidiéndose de su sueño de vuelta olímpica, fue la realidad de 60 segundos. Al minuto siguiente, tercero del período final, Quilmes volvía a igualar el primer puesto. Perdió una pelota fácil el “stopper” Bauza, se la robó Andreuchi, lo tocó Bauza y el árbitro sancionó el nuevo penal. Otra vez Andreuchi, pateando violentamente al mismo rincón, el derecho de Ferrero, pero más alto, empataba el partido. Y apenas cuatro minutos más tarde, a los 7, Quilmes era otra vez, y definitivamente, el campeón.
Y el gol del triunfo estuvo a la altura de su significación: No era uno más. Era el título. Y no fue uno más. Fue espectacular. Bianchini se la llevó desde la derecha hacia el centro dejando rivales en el camino, y la tocó al medio, por donde llegaba Gáspari. El zurdazo fue impecable. El taponazo alto, al palo izquierdo de Ferrero, inatajable. La explosión que lo saludó, interminable.
Y finaliza el periodista Juvenal su comentario: … cuando Ithurralde levantó su mano indicando un minuto de descuento, José Yudica creyó que había marcado el fin de la lucha y entró corriendo a festejar el título. Pero quedaban todavía sesenta segundos más. Fue el minuto más largo del campeonato. Cuando terminó y con él bajó el telón del Metropolitano, todo Quilmes se lanzó a un festejo interminable, maravilloso, único. La hazaña estaba cumplida. En el reloj del fútbol había sonado la hora de los humildes. Quilmes era el nuevo campeón.
En su comentario de la jornada final del torneo, dijo la Revista Goles: Quilmes es el nuevo campeón metropolitano. Como culminación de una campaña excepcional, el conjunto del sur obtuvo el máximo halago. En las últimas fechas debió luchar duramente con Boca, quien fue el líder del torneo en su mayor parte, y ante el ascendente Unión. La definición fue realmente dramática y sólo una vez finalizados los encuentros pudo saberse fehacientemente quien había sido el ganador. Y en referencia al partido, escribía su periodista Osvaldo Pepe: A su manera, contra los nervios y el estilo rústico que acostumbra a ejecutar Rosario Central, Quilmes sacó fuerzas de su propio coraje para alcanzar el campeonato. Bien afirmado en el fondo, en donde brilló un Fanesi estupendo, el ganador supo sobreponerse a las condiciones adversas y a sí mismo. Después del violento zurdazo del chico Gáspari, definió sus perfiles de auténtico campeón. Partido duro, tenso, en donde las emociones y ansiedades contenidas fueron la nota preponderante antes que las brillanteces técnicas.
Pequeñas Historias de los protagonistas
Cuenta José Yudica en El Gráfico una vez finalizado el torneo: “Faltaban tres o cuatro minutos para que terminara el partido con Banfield, y Carrizo se acercó renqueando al banco. Me dijo que no podía más, que el tirón no lo dejaba seguir, y yo empecé a preparar el cambio. En ese mismo momento viene el juego por ese costado. Se llevaba la pelota uno de ellos, creo que era Miguel González, a toda velocidad ¿Y a que no saben lo que hizo Carrizo? Lo corrió como treinta metros, se le tiró a los pies y sacó la pelota afuera. Lo tuvieron que llevar a los vestuarios en camilla porque después del esfuerzo el tirón se había transformado en desgarro.”
“Para ese partido, continúa Yudica, no teníamos a Palacios. La noche anterior había muerto el suegro y estuvo con su familia todo el día. Lo fuimos a buscar un par de horas antes de empezar el partido y, todavía dormido, dijo que sí, que venía. Esa tarde volvió a atajar un fenómeno…”
Dijo Fanesi, el sábado anterior al último partido, según El Grafico: “Mi señora dice que estoy enamorado de Yudica y hasta se pone celosa, pero este tipo es Pelé. Y eso que yo tuve a técnicos como Menotti, el Gitano Juarez, ¿eh? Creo que el milagro de Quilmes hay que empezar a explicarlo a partir de él. Porque sabe, porque va siempre de frente y porque trabaja y nos hace trabajar como locos. Cuando se jugó el mundial entrenamos durante 45 días sin un solo descanso. Nosotros queríamos pararnos un poco y no lo entendíamos, pero ahora, sí nos damos cuenta de que tenía mucha razón. Yo fui campeón con Rosario Central y con Huracán, pero en aquellos equipos funcionaban más las individualidades. Este en cambio anda como un reloj. Y ya rindió al máximo. Más no se puede pedir. No quiero aventurarme a decir lo que pasará mañana, pero dejaremos el alma.”
También Yudica contaba en la víspera del último partido: “No me voy a regalar mandando a todo el mundo al ataque. Lo vamos a plantear como siempre, con los delanteros haciendo “pressing”, marcando a muerte en el medio y atrás, imponiendo el ritmo de vértigo que nos conviene”. También se refería a José Algañaraz, de la subcomisión de futbol, según El Gráfico, el responsable de todas las compras, como “el único tipo que sabe en serio”.
Diego Maradona, que todavía no era hincha de Boca y estaba a punto de cumplir 18 años, envió un telegrama que el plantel cervecero recibió en Rosario. El mismo decía: Toda la suerte del mundo para todos los muchachos de ese maravilloso plantel de Quilmes y al técnico que es una excelente persona y que lleguen a la Copa Libertadores y nos representen a los clubes chicos con mucho orgullo… Suerte. Diego Armando Maradona. Según Crónica, Diego empalmó en la Avda. General Paz la caravana que venía desde Rosario en la noche de aquel domingo.
Luego de la consagración, decía Jorge Gáspari en Clarín: Después de los primeros partidos que Yudica dirigió al equipo, nos dimos cuenta que podíamos mezclarnos entre los punteros. Varias veces estuvimos cerca del primero y varias veces también nos alejamos. Cuando alcanzamos a Boca, ya estábamos convencidos que se nos podía dar. Después Boca se nos volvió a ir y nosotros otra vez a alcanzarlos. Y el miércoles cuando sacamos ese punto de ventaja la posibilidad se nos hizo más concreta. Nosotros esperamos este partido con Central con la moral muy alta. Estábamos seguros que no iba a resultarnos sencillo, pero nos teníamos una gran confianza. Sabíamos que eran 90 minutos donde podía decidirse todo. Y no era cuestión de aflojar justo en el final.
Respecto del gol, Jorge contó: Bianchini se adelanto por el medio yo lo acompañaba por la izquierda, como lo hago siempre. Me la pasó. Yo dominé la pelota y saqué el zurdazo cruzado. Creo que el arquero estaba muy volcado sobre su palo derecho, por eso no llegó, a pesar de que se tiró espectacularmente. Cuando vi que había sido gol salí corriendo como un loco. Después no me acuerdo nada más. También, ¡si todos los muchachos se me tiraron encima!…
Clarín de ese mismo día también recogió palabras de Juan Carlos Lorenzo, técnico del equipo subcampeón, Boca: Antes que nada, quiero felicitar a Quilmes. Fue un campeón a lo grande, porque hoy tenía que ganar y ganó. Así se consagra un equipo. Quilmes, además puso todo el esfuerzo, todo el sacrificio y la voluntad que hacen falta para conquistar un éxito importante. Contó con un técnico inteligente y con jugadores que entregaron todo su amor propio para conseguir el campeonato.
En La Razón del día posterior al partido de Rosario, Luis Andreuchi dice: …pienso que el técnico ha sido fundamental para hacer esta campaña. Llegó en el momento justo, nos dio tranquilidad, confianza, seguridad a todos. Ordenó al equipo, lo hizo jugar al límite de sus posibilidades, y logró inculcarnos la idea del máximo esfuerzo, el sacrificio y la entrega total.
José Yudica en La Razón contestando a la pregunta ¿Que es Quilmes futbolísticamente? Un equipo bien parado en la cancha, que sabe lo que quiere y conoce los caminos para llegar a sus propósitos. Esta mal que lo diga yo, porque soy el técnico, pero es la realidad. Además el mérito no es únicamente mío: Porque la ejecución de los planes es más importante que los planes en sí. Y son los jugadores quienes demostraron que son capaces de llevar a la práctica lo que se preparaba en los entrenamientos y lo que se conversaba en cada partido. Hubo disciplina táctica sin anular la imaginación del jugador. Empezamos por reconocer nuestras limitaciones conjuntas y de cada jugador por separado. En base a esta verdad estructuramos un equipo de lucha, que no deja pensar al rival en ningún sector de la cancha, que aprieta desde el arranque, que muerde en el medio y no se encajona. Y que tiene contraataque veloz, con gente como Andreuchi, que pica todo el partido, que va por cualquier sector, que son valientes. Buscamos aprovechar cada tiro libre, cada córner, cada jugada. Se trabajo con entusiasmo, decisión y respeto de uno por el resto. Así se llegó a esto tan notable.
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Agradecimiento especial a Mane Klasesmeier por su colaboración en este informe.
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