Sin Bandera

Si el hincha tuviese que elegir entre el resultado o el juego, entre Bilardo o Menotti, entre ganar o jugar bien, seguramente preguntaría si no puede quedarse con ambas. Pero tratándose del equipo de sus amores el resultado es lo que sin dudas tendría más peso. Ojo, hay quienes dicen: “A mi no me importa cómo juegue mi equipo, quiero ganar”. Otros creen que jugando bien, el equipo tendrá chance de ganar más veces de las que pierda y entonces no les molesta perder algún partido si el equipo hace méritos para ganarlo. O también se conforman con ver jugar bien a su equipo aunque este gane o pierda.

Tengo que confesarle que soy amante del buen fútbol, que si me pusieran entre la espada y la pared me inclinaría por el buen juego y no por el “ganar como sea”. Yo no aplaudí el planteo de Mourinho cuando dejó afuera al Barsa en el Camp Nou, y sí aplaudí como ganó el mundial España, más allá de los tantos 1 a 0. Hay distintas posturas, pero ¿cuál es la bandera que hoy levanta el hincha de Quilmes para identificarse con alguna de éstas líneas? Claro, si se habla de este Quilmes y de este momento ya no hay lugar para esta pregunta, ya no hay lugar para esta elección. Sencillamente porque Quilmes no gana. Entonces hay que elegir entre jugar jugar mal o jugar algo mejor que el rival. Lo único que pasa por la cabeza del hincha hoy es ganar. Ganar un partido. Desde que comenzó el torneo el equipo ha jugado muy mal, mal, regular, bien y nada sirvió para ganar. Pero no se puede engañar a nadie. Quilmes ha hecho más méritos que el rival, probablemente en un solo partido del torneo y en la tabla de posiciones se ven las negras consecuencias.

Cuando Tocalli dice: “mejor que esto no se puede jugar”, en primer lugar está mintiendo, porque se puede jugar mejor. Mucho mejor. Sino pregúntenle a Godoy Cruz. Y en segundo lugar está tratando de sacarse un peso de encima del que todavía se tiene que hacer cargo si quiere seguir siendo el DT. Porque entonces promete al hincha que Quilmes hará lo que pueda pero que nunca jugará mejor que el viernes pasado. El que avisa no traiciona. Pero si Quilmes no puede jugar “mejor que esto”, entonces bajo qué argumentos Tocalli tiene fuerzas para ganarle a Newells, a Vélez o a Banfield (no los tres partidos, sino alguno de ellos).

El 90% de la gente se fue del estadio creyendo que el técnico renunciaría. Porque si digo que no hay más margen me quedo corto. Porque como se mencionó aquí antes, ya no hay partidos ganables, ya todo será muy cuesta arriba. Y porque una de las últimas esperanzas que tiene el hincha es que se renueven los ánimos con el arribo de otro entrenador. Esta decisión, errada por el momento en que se toma, es otra confirmación del desconcierto general que envuelve al cervecero en este turbio paso por Primera. A la espera de un milagro, Quilmes deberá afrontar el resto de una temporada que comienza a hacerse eterna y que tiene como principales alimentadores de la esperanza a Gimnasia y a Olimpo.

Quilmes es así, sigue sin tener bandera. Y aunque sigue teniendo un cabezón, sigue sin tener cabeza. Ni en el escritorio, ni en el banco, ni en su área, porque también así sigue perdiendo los partidos.

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