Epitafios en vida

Antes de partir rumbo a Santa Fe, estaba claro que no podíamos volvernos con las manos vacías. Sumar en el debut era clave, para apuntalar esta gesta deportiva que, por el momento, parece cuesta arriba. Sin embargo, y a tono con lo expresado en esta sección el pasado fin de semana, la esperanza estaba (y está) latente.

Sin exasperar, sorprendía que Quilmes, amante de las tarjetas doradas, se hubiera retirado del mercado de pases con sólo dos refuerzos de cuatro posibles, sin renombre ni cartel (otro atributo muy codiciado por estos pagos). Además de una insólita devolución burocráticamente disfrazada, la de nuestro amigo el Bati Carrasco. Consecuentemente, el equipo fue prácticamente el mismo que finalizó el torneo anterior, con el único cambio de Cerro (lesionado en diciembre) por el exiliado Aránguiz. Cuántos años hacía que no pasaba algo así…

Pero claro, como muchas ilusiones, esta no parece tener mucho asidero racional. Sin ánimo de hacer una crónica estricta del desarrollo del partido, terminé la excursión santafecina con miles de preguntas. Esa necesidad de sumar se transformó en necesidad de ganar (en una provincia que ya es una especie de molino de viento :hace 11 años que Quilmes no gana) por los resultados de Olimpo y Gimnasia, y yendo de lo general a lo particular, no se entiende demasiado por qué Quilmes salió a jugar tan atrás el partido. Y por qué no se fue adelantando progresivamente conforme pasaban los minutos y Colón hacía evidente su impericia para generarle peligro. En cambio, le cedió terreno y pelota y demostró una alarmante falta de inteligencia cada vez que podía hilvanar tres pases, sin la cual habría sido posible meter en problemas a los de Gamboa, más allá del tiro fallido de Cerro.

Algo que también preocupa es que ciertos jugadores se mantengan en el equipo. A mi parecer, el caso más emblemático es el de Gervasio Núñez, quien ya tuvo montones de oportunidades y sigue dejándolas pasar. Ayer, no hizo nada bien. No marcó bien, nunca cerró su sector con corrección. Cuando pasó al ataque, fue incapaz de terminar una jugada, no dio asistencias, no se asoció, no tiró buenos centros, no remató de afuera del área, no volvió bien. Nada.

El otro merecedor de esta faena es Gustavo Varela, que no sólo se equivoca en las decisiones que toma sino que además, las ejecuta mal. Va para el lado contrario que la jugada pide y encima pierde la pelota, y cuando oficia de receptor no entiende a sus compañeros, no salta a cabecear, no se desmarca con rapidez. Además, físicamente se lo nota muy disminuido. Pero para el técnico es titular seguro.

Es evidente que desde el banco las cosas tampoco nacen muy claras si, tal cual se repitió en todo el Apertura (salvo ante Racing y en los dos últimos partidos), personalmente sigo sin advertir a qué quiere jugar el equipo. Con la experiencia Pascutti muy fresca en el recuerdo, sólo espero, que Madelón no sea sólo un inflador de cinco partidos… porque ahora necesitamos otra cosa. Necesitamos jugar, ir al frente. Los empates ya no sirven ni en el Maracaná, el margen de error es nulo. Por ahora, crédito abierto.

En la nota anterior ironizaba con la supuesta superioridad de estos jugadores para con los que tuvieron la chance en el amistoso ante Estudiantes, y repito: ¿es tan así? Sin desconocer su pasado, ¿en serio Morales, con su gran pasado a cuestas, sigue siendo indiscutido a pesar de llegar siempre a destiempo, estar lento, y no convertir nunca sin complicidad del arquero rival? ¿Cuánto más desequilibrante es Raymonda que Caneo?, y así podemos seguir hasta junio.

Fotos de Raúl Firpo

Fotos de Mauro Salvatierra para Pasión Cervecera


Fotos exclusivas de Silvana Livigna para PasionCervecera


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