Emergencia

Cayó. Cayó y se golpeó. Cayó y se golpeó porque otra vez volvió a florecer el increíble talento de ensancharle el estómago a un rival sin apetito. El verano de los tres triunfos consecutivos quedó enmarañado en un pantano que evaporizó la euforia y transformó el entusiasmo en preocupación senil. El fuego carbonizó la maqueta futbolística. La esencia quedó atrapada entre los escombros de la desolación, aunque las cenizas no lograron opacar el calor de la tribuna, un refugio inalterable en épocas de abatimiento. La deuda que el equipo contrajo con los hinchas es enorme. Quilmes peca de ingenuo y hace un culto de la grosería. Tiene lo que se merece y no merece más de lo que tiene. El punto justo es un retorno de San Luis con el bolso plagado de desconcierto, con el colesterol quebrando la resistencia de los niveles corporales. La tabla de posiciones dictó un nuevo pedido de emergencia sanitaria.

Quilmes necesita rebuscar la matemática para fundamentar su propia existencia, ya no depende de la buena voluntad. Domar el promedio dejó de ser una tarea accesible, porque las fechas pasan y el nocaut presiona las vías respiratorias. Si el Cervecero piensa encarar la recta final de la temporada con la misma mentalidad que salió a disputar el segundo tiempo ante Godoy Cruz va a sufrir un descenso crudo. ¿Dónde quedó el ímpetu de una estructura que supo doblegar con autoridad las fuerzas de Newell´s, Vélez y Banfield? En el perchero de algún vestuario. Quilmes se entregó manso, sin vida, sin coraje. Por este camino espera una hoguera sedienta. Aunque también es cierto que cuando manda la urgencia se pierde el estilo.

Sin embargo, el fútbol es tan impredecible que Quilmes puede renacer y, así, soñar con la promoción. Está claro que deberá cambiar muchos aspectos de su juego porque para Navidad faltan casi ocho meses. La displicencia de algunos jugadores no contribuye a la causa. El compromiso es fundamental para sacar adelante un barco que permanece estancado en la orilla. Ricardo Caruso Lombardi, quien reconoció que frente al Tomba “el equipo no tuvo respuesta”, tendrá que inclinarse por aquellos futbolistas que demuestren que quieren dejar al Cervecero en Primera, que no les da lo mismo irse al descenso que mantener la categoría. El corazón tibio no suma en instancias decisivas.

No hay tiempo para especular. El borrador indica que hay que obtener por lo menos 11 puntos (quedan 15 en disputa), por eso el lugar para los indiferentes es restringido. Quilmes necesita compromiso. El fixture es espinoso pero no imposible. La misión del Decano será volver a exhibir el nivel que le permitió hace pocas semanas volver a meterse en la conversación. En el duelo con Racing, sin dudas, se vivirán horas decisivas.

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