Bien amigos, todos sabíamos que este momento iba a llegar. En el que no sabemos qué pensar. Porque agarramos la calculadora y… las chances están ahí. Pero el golpe anímico fue muy duro. Y no sólo el partido que se nos escapa, si no que después nos revivió uno que pensábamos que estaba muerto, Huracán, y nos complicó todavía más.
Y es verdad que estamos al horno. Pero todavía no perdimos la categoría. No se cocinó nuestro descenso. No sé ustedes, capaz soy muy optimista. Sin embargo, yo aún veo que hay posibilidades. Me parece que lo de Caruso fue más teatro que otra cosa. Está bien, es más jodido que darle un beso a un león, pero tampoco estamos en un triangular con el Real Madrid y el Barcelona. A Huracán le quedan Vélez e Independiente, y a Gimnasia, All Boys y Boca. No son partidos ganables, y menos para ellos.
Aunque Quilmes tiene que saber pasar el bajón. Está bien, nos dolió que se nos escape un partido así, que parecía iba a ser una fiesta (telón tremendo incluido). Pero, al fin y al cabo, Boca lo levanta con un gol de otro partido de un tipo que es un milagro de la naturaleza. Hasta ese momento, parecía bastante controlado. Ojo, sin jugar bien, pero con un Kalinski tremendo y un buen nivel de otros tantos. Igual, hay que admitir que, salvo los últimos veinte minutos del PT, nos superaron.
Es una boludez rendirse a esta altura. Después de todo lo que pelearon para levantar las cagadas de Tocalli y la dirigencia. Seamos honestos, si nos daban para firmar estar en esta situación, diez fechas atrás, poníamos todos el gancho. Entonces, ahora hay que remarla. San Lorenzo es ganable, sea quién sea su DT. Y con Olimpo, nos tendremos que sacar los ojos. Después rezar, es cierto, pero no tirarse del barco cómo hicieron unos cuantos. Vamos Quilmes, juguémonos la última fichita. Lo importante es morir de pie.
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Fotos de Alberto Hougham para Pasión Cervecera
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Fotos de Giselle Peralta para Pasión Cervecera