Carta de un hincha

Hola Ricardo, ¿cómo estás? Te escribo por varios motivos. Necesito pedirte muchas cosas y agradecerte otras tantas. Pero tengo sensaciones encontradas. Porque a veces no te puedo descifrar. No sé si es por tu ciclotimia o porque sos el tipo más bicho que escuché en mi vida, pero me cuesta muchísimo entenderte.

Entender porque estas con nosotros. No creo que sea por plata, sé que antes de venir te habían ofrecido vivir como un rey en San Luis. ¿Por el prestigio de laburar en Primera? Es menos creíble aún, salvo que te guste cargar en tu currículum un descenso. Capaz sos un kamikaze o un tremendo optimista que creías que podías llegar a dejarnos dónde estamos. En fin, no comprendo que hacés acá, pero gracias.

Gracias por estar, gracias por no tirarte del barco cuando se hundía. Gracias por levantar este Titanic. Gracias por tu carisma, por pelear contra todos, hasta los que nos tendrían que defender. No tengo palabras para decirte el orgullo que nos das. Por vos podemos inflar el pecho y hacer temblar al resto. Por vos nos paramos frente a cualquiera y hablamos de fútbol sin tener que agachar la cabeza. Por vos se llenan las redes sociales de “aguante Quilmes”. Espero que seas consciente de lo que hiciste con nosotros, de lo que generaste en los hinchas, de la felicidad que nos diste.

Te pido que hagas extensivo este agradecimiento a los jugadores que entendieron tu mensaje y fueron los artífices de sacarnos adelante. A los Cauteruccio, Caneo, Corvalán, Cerro, Kalinksi, Garnier, Paco, Martínez y varios otros. Tus caballitos de guerra jugaron por la camiseta, cómo hinchas (más allá de que alguno lo sea), cómo si nos la pusiéramos nosotros. Nunca bajaron los brazos, pasaron cosas insólitas y algunos tuvieron que bancarse a algún técnico caprichoso y equivocado. Espero que se puedan quedar la mayoría porque se lo ganaron.

Y espero que vos también Ricardo. Yo sé que quizás estás para más, y que si nos vamos a la B Nacional sería un paso atrás para tu carrera. También conozco que hay más de uno ahí arriba que no te puede ver ni en figuritas. No le des bola, vos ya no sos de ellos, sos de la gente, del pueblo, de la tribuna que te adoptó como propio. Por eso te ruego que te quedes. No te voy a juzgar si te vas, pero si finalmente nos acompañás la temporada que viene te lo vamos a agradecer por siempre. Hacelo como un amigo o cómo un ídolo que se siente en el patio de su casa. Pero no nos defraudes, sénos frontal.

Si finalmente lográs el milagro, no te quepan dudas que la estatua va a ser poco. Yo, de mi parte, prometo dejarme la barba candado. Una boludez, pero en tu honor, como muestra de agradecimiento. Ojalá que la gente me acompañe, para que veas cómo todos te queremos acá.

Te mando un abrazo Ricardito querido. Gracias por todo.

 

Comments are closed.