La primavera está golpeando nuestras puertas. Las flores empiezan a nacer, a dar su perfume, las féminas comienzan a amoldar sus vestimentas a las nuevas temperaturas y el hincha de Quilmes que no sabe de lógicas ni de horarios tiñe la mañana del centenario de azul y blanco. Pero esa primavera no se hizo presente dentro del campo de juego y el Cervecero no pudo conseguir los tres puntos. Pálida e inesperada actuación del conjunto del tano.
¿Por qué pálida? Simple, Quilmes no fue punzante ni preciso en casi todo el desarrollo del partido, ni fue efectivo en las pocas situaciones claras de gol que tuvo.
¿Por qué inesperada? Porque después de los buenos triunfos frente a Almirante e Independiente Rivadavia y el empate con sabor a victoria frente a River (por haberlo empatado sobre el final, ya que era muy ganable ese encuentro) el equipo había dejado una imagen de equipo firme, batallador y en muchos momentos de gran pie y juego. Teniendo en cuenta el rival y la localía era un partido ganable también.
Caruso plantó un 4-4-2 bien definido. El ingreso de Telechea desde el arranque era incuestionable prácticamente y esta vez el ex Tigre no fue ni un 10% de lo que supo ser en los dos últimos encuentros.
El partido arrancó demasiado tranquilo, con dos equipos a puro estudio y sin demasiados sobresaltos. Daba la sensación de que Quilmes ganó el medio, con un Garnier que poco a poco se está convirtiendo en el patrón que todos deseamos, no solo se come el mediocampo a puro quite, si no que ahora también ha mejorado en la distribución. Esta vez su compañero Rimoldi no fue el del cotejo pasado y se mostró irregular, alternando buenas y malas. Otro que no fue el mismo fue Cauteruccio, quien no pudo asociarse con Caneo y mucho menos con Telechea. Estos factores sumados al mal momento futbolístico que esta sufriendo Caneo fueron la resultante de un Quilmes lejos del área de los del oeste. Curiosamente estoy en condiciones de decir que en el día de le fecha tuve el placer de ver una de las mejores jugadas que vi en 23 años de amor incondicional a esta institución (o al menos lo que me brinda mi memoria). Hermoso taco de Mandarino hacia Serrano + toque para Garnier + centro del jujeño + cabezazo perfecto del Japo = deleite para los ojos, y gol aparentemente mal anulado. Al desanso con poco, bah, con nada.
Hasta casi los últimos diez minutos, el partido rozó lo exasperante, Quilmes no generaba ideas y como siempre que esto sucede abusaba del pelotazo. De la Riva, que sabe de esto, plantó aceitadamente a casi todo su equipo atrás y de esta manera estratégica le fue cerrando de a poquito los caminos al Decano. Esta vez el dios del fútbol dijo «NO» y en una jugada con 27482647493 rebotes y un travesaño se esfumaron las últimas chances de conseguir los importantísimos tres puntos.
No sirvió en absoluto el último acorralamiento que Quilmes le propino a Merlo. Los cambios esta vez no fueron fructíferos y así fue como la posibilidad de arrimarse a Gimnasia y Esgrima de Jujuy ya son un recuerdo.
Hay que seguir trabajando… frase tan trillada como real.
Fotos de Silvana Livigna para Pasión Cervecera