Te hacen falta vitaminas

En la vida y en el fútbol, hay cosas que no se negocian. Y en ambos casos, esas son las que marcan la diferencia. Si hablamos del hermoso deporte que nos une, son los pequeños grandes ítems que diferencian a un “buen equipo” de un equipo con chances de obtener un logro. Por supuesto que es casi imposible mantener un atributo esencial a lo largo de todo un campeonato: se puede perder y recuperarlo en el camino.

Y espero que sea el caso. Porque más allá de jugar bien o mal, Quilmes (no como club sino como equipo, este de Caruso) perdió algo muy valioso. No sé cuándo, sé que lo tenía en Primera División. Y es el germen protagonista. Esa célula interna que lo hizo salir a matar o morir en todos lados, hace no más de cuatro meses. Y que, más allá de bajas importantes, y de la lógica presión que antes tenía y ahora se disimula porque “el torneo es largo”, no debe desechar.

Esto me dejó la excursión por la Feliz. La sensación de un partido ganable: un rival limitado y que a pura voluntad terminó mereciendo algo más. El torneo que no se arma y Quilmes que sigue dejando en el camino puntos que tranquilamente podría haber contado.

¿De dónde viene esto? De una idea cansada, agotada y sin variantes que lo achica como equipo. De ese lugar, también, viene (aunque no se justifica) la enorme cantidad de rendimientos individuales bajos. Una ínfima mejoría en defensa se ve opacada por la anemia total de mitad de cancha para adelante. Rimoldi, en el barullo, pasó del “muy bien” al “aceptable” y aún así es lo más claro. De ahí para arriba, no hay ideas que aguanten como para lastimar. Parece como si todas las jugadas de Quilmes fueran viejas, largas, como si empezaran un día y terminaran una semana después. Y como si entre el 5 y el 9 hubieran cientos de kilómetros.

No hay tiempo para lamentarse. Esto sigue. Como dije arriba, todavía no se armó, y si todos tienen las pilas cargadas, si todos están con fuerzas para devolver a Quilmes a primera, el martes es una gran chance para demostrarlo. Todavía hay tiempo de sobra para dar vuelta el mal momento, y encima los resultados, más o menos, acompañan. Y si no, queda en cada uno. El club es, fue y será más importante que cualquier apellido.

 

Fotos de Alberto Hougham para Pasión Cervecera

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Si querés alguna foto de la banda y los hinchas en papel y bien grande pedísela a Alberto en alberto-hougham@hotmail.com

 

 

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