El placer de siempre

Y bueh. Siempre es especial contra estos tipos. Son esos partidos en los que, muchas veces, el análisis futbolístico queda muy atrás. Ocasiones en las que, para nosotros, primero hinchas y después periodistas, es inevitable mirar la chapa del resultado, disfrutarla o sufrirla según el caso y recién mucho después preguntar o explicar por qué pasó lo que pasó. Quilmes le ganó a Chacarita, de visitante, y lo dejó en descenso directo. Mucho para festejar. Y fue merecido.

Voy a confesar que esperaba otro tipo de partido. Lo imaginaba parecido al que empatamos con el Merlo de De la Riva mes y medio atrás, cerrado y con poquitas situaciones. En realidad, de movida pintaba para eso. Quilmes se plantó algunos metros más adelante que lo que acostumbra fuera del Centenario e intentó pelearle el partido al Tricolor. Parejo, chatito… hasta que viene un boomerang que baja Vázquez, Telechea corre 40 metros y clava el zurdazo contra el segundo palo. Chau papeles.

Chaca, obligado por la localía, por el clima en las tribunas, por el resultado en contra, por el descenso directo… en fin, hasta las manos, se vino encima. El Cervecero se retrasó, cuidó campo y ventaja y esperó. Y ellos quisieron apurar, pero la verdad es que no por nada están últimos. Sólo Ereros demostró poder generar cierto desequilibrio, y encima terminó todas mal. Y por casa… nada. Los de Caruso casi ni cruzaron la mitad de la cancha de ahí hasta el entretiempo.

Y a partir de acá es difícil no creer en las casualidades. Conociendo a Caruso, si era imposible imaginarse la salida de un jugador, ese era Telechea. Pero tuvo la mala leche de contracturarse, y el tipo, lejos de jugar un ficha por ficha, metió a Mandarino. Doble acierto: Caneo, que pasó de enganche, mostró un rendimiento que no le vi en varias fechas. Habrá que pensar en dejarlo suelto aún desde el arranque. Y para colmo, el ingresado ex-Acassuso culminó un jugadón de Cauteruccio con un derechazo a la carrera que se les clavó hasta el fondo del arco y de la tabla de promedios.

Ahí el partido estuvo de más. Quilmes, más tranquilo, fue justificando de a poco y estuvo varias veces muy cerca de marcar el tercero. Que llegó, igual que el descuento, pero es anecdótico. A los tumbos, pero el Cervecero avanza y ya está otra vez en Promoción. Y con el placer de haber respetado la historia, esa que dice “hijos nuestros morirán”.

 

Fotos de Alberto Hougham para Pasión Cervecera

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