Ok se perdió contra un rival directo y duele, se perdió de local y duele más. Entonces es el momento de no dejarse vencer por este tropezón y exhibir ante los ojos de todos un gran poder de recuperación. Hoy en día lo más importante es enfrentar la adversidad, replantearse un par de cosas e ir al frente como loco el próximo lunes.
Caímos en una dura batalla, pero esta guerra aun tiene nueve fechas por delante y no está absolutamente nada dicho.
Si bien el Cervecero no tuvo una destacada actuación, tampoco podemos decir que Central lo pasó por arriba porque nada que ver. Es cierto que el encargado de impartir justicia inclinó la cancha a favor de los rosarinos en más de una oportunidad, pero prefiero no echar culpas a los árbitros, para eso estaba el pesetero DT anterior.
De movida nomás se planteó un partido parejo, y como viene sucediendo desde hace años en el futbol argentino el mediocampo fue clave. Y ahí es donde tal vez Central fue un poco más incisivo. Un claro ejemplo de esto fue ver que cuando Caneo agarraba la pelota, al instante ya tenía tres tipo encima. Sumado a esto Mendez corrió una barbaridad y ni Garnier ni Díaz pudieron hacerle frente.
En una jugada de ataque, Central aprovechó la pésima tarde de Martínez (conté mas de seis pelotas mal entregadas) y generó un penal que le permitió abrir el marcador.
El equipo de Pizzi se fue adueñando de a poco del terreno de juego y Quilmes no solo no podía generar situaciones de peligro, si no que también le costaba un Perú recuperar la pelota. Solo algún que otro esfuerzo de Mansilla. Con Caneo bloqueado, Cauteruccio jugaba a destiempo del partido y lamentablemente Vázquez se pareció más al Vázquez de B nacional que al Vázquez de primera.
En la segunda parte el equipo de De Felippe (que extrañamente jugó con solo un punta en el banco) intentó por todos los caminos llegar al empate, pero esos caminos o no fueron del todo claros o siempre chocaron con el piquete propuesto por el visitante.
Y así se fue el partido y la ilusión de seguir en zona de ascenso directo junto a River.
No hay mejor situación que esta para demostrar para que está Quilmes. En Paraná no sirve el empate.
Es el momento de apoyar incondicionalmente, de mostrar la estirpe que nos caracteriza, ya he leído comentarios desafortunados respecto al nuevo entrenador y solo espero que sean casos aislados. Comienza la recta final. Arrancamos cuartos. El motor tiene que estar mas aceitado que nunca y las almas de quienes tienen en sus manos la gloria tienen que fundirse por el único objetivo posible.
Fotos de Alberto Hougham para Pasión Cervecera