Hasta el fondo de la garganta

El Cervecero logró conseguir un empate en pies de Cauteruccio cuando ya casi no quedaba nada para el final del partido. Un punto que sirve y mucho para nuestra pelea, una corajeada de las que se necesitan para salvarse del descenso. Los simpatizantes de River ya festejaban el triunfo y algunos «ole oleee» bajaban de la tribuna, gritos que les quedaron guardados en el fondo de la garganta.

Qué lindo se esta haciendo jugar con River, si bien la actuación no fue precisamente digna de mucho festejo el final fue una fiesta. El partido empezó con un equipo local dominando y haciendo la cancha gigante con dos jugadores parados arriba de las lineas laterales y una linea de 4 muy adelantada, del otro lado un equipo que ya conocemos bien, linea de 4, velocidad en las bandas del medio campo, la magia de Elizari, Cauteruccio y Oberman; 15 minutos le costo a Quilmes entrar en juego, y le pudo costar caro.

Hasta ahí absolutamente todo fue del rival, quien presionó, tuvo la pelota e intentó atacar en todo momento, pero dos contragolpes de Quilmes los hicieron asustar y retroceder unos metros, eso le vino bien al Cervecero que, primero con algunos centros y luego con una jugada del melli Elizari (que si era gol tenían que terminar el partido, cerrar la cancha, darle la copa y mandar al rojo al nacional B) agarró la pelota fuera del área y eludiendo cuatro rivales en una baldosa quedó en un mano a mano que tapó Barovero, luego hubieron algunas jugadas mas pero ninguno consiguió mas que un par de amarillas antes del descanso.

Ya en el segundo tiempo la historia fue la misma que al comienzo del primero, con un River presionando y un Quilmes que salvo por los centrales se mostró errático y perdido, sobre todo, luego del gol de Balanta a los 9 minutos. Es raro ver jugadores como Mansilla o Romero sacarse la pelota de encima o a Quilez y Goñi sin lograr darle un pase a un compañero. Ya era la hora de los cambios y el técnico metió mano con Telechea, de mala actuación, y Carrasco e Hipperdinger para tratar de que se asocien con Elizari, solo de una corajeada de ellos podría llegar el empate. Y cuando el partido entraba en la penumbra, cuando se escuchaba bajar el «oleeee oleeeee» de la tribuna local, De Felippe deja linea de tres en el fondo y manda a Lema de 9, si leés bien, mandó a Lema de 9 , junto con todo el equipo; y de una jugada colectiva entre Hipperdinger, Quiles y Elizari sale un centro que Caute, con un derechazo VIOLENTISIMO, mandó al fondo de la red a los 43 minutos del segundo tiempo y a nada del final, el uruguayo nos regaló un golazo que desató la fiesta cervecera, desató esa alegría que se contuvo todo el partido, que dejó enmudecido y quieto a todo el monumental, que desató el grito desaforado de toda la parcialidad visitante que ni siquiera vio el casi gol de nada menos que «casi gol» Funes Mori, parcialidad que se quedó alentando y riendo último… una vez más.

Es un punto que sirve para sumar, para demostrar que ninguna cancha nos queda grande y, sobre todo, para que toda la gente de River se guarde el «oooollleeeee» bien en el fondo de la garganta, pero eso sí, hagan lugar, porque tienen uno adentro desde el 2011.

 

Fotos de Alberto Hougham para PasionCervecera.

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