¡Que desahogo enorme ver a Quilmes en primera otra temporada! Que ganas de salir corriendo y gritarle al mundo lo que sentimos en este momento. Las lágrimas de emoción se fusionan de manera casi perfecta con las risas psicóticas que no podemos contener. Como se nos puso la piel de gallina mientras 16.000 locos cantaban Quilmes de mi vida, vos sos la alegría de mi corazón.
Podríamos estar horas y horas enumerando sensaciones y sentires que nos dejó esta permanencia, pero si bien la euforia continúa, tal vez sea hora de analizar un poco las causas de este logro.
Es de necio y de ciego no admitir que una de las razones por que Quilmes está en primera tiene que ver con un factor político/dirigencial. Esta vez no hubo Ojotas Morales que dieron lástima, ni Gustavos Varelas que salieran a festejar errar penales en las discos de Rosario, no hubo Nahueles Rosellis burlándose de los hinchas cerveceros en los bares quilmeños con varias copas de más encima. Esta vez hubo una desición de conservar la base que logró el ascenso el año pasado, está vez el apoyo al entrenador fue absoluto, esta vez la reserva fue enteramente de los pibes.
Si hablamos del técnico creo que varios deberían pedirle perdón. Sin ir más lejos De Felippe tuvo que bancarse a varios energúmenos que lo insultaron hasta una fecha antes de la salvación cuando el resultado era adverso en Sarandí. Si, en Quilmes también hay idiotas. Elizari, Diellos, Morales, Toloza y Alegre están donde están gracias a el.
¿Que decir del equipo? Aunque con algunos caprichos a cuestas, no queda ningún tipo de duda que estos tipos dejaron todo y más para cumplir el objetivo, con limitaciones de todo tipo, siempre fueron al frente y entendieron a la perfección lo que el Decano del fútbol argentino se estaba jugando.
No quiero olvidarme de nadie y quiero agradecerle a Juan Carlos Garbaccio por haberle dejado su lugar en el predio a gente que realmente tiene ganas de trabajar y hacer crecer desinteresadamente a la cantera cervecera.
Ojalá José Luis Meiszner hayá gritado los golazos que su «tomate» le hizo a Unión y a Lanús.
Quiero pedir disculpas por soltar todos estos párrafos de manera arrebatada y desordenada, es como me sale, lo siento como si le pegara un puntinazo en el orto a toda esa mediocridad engendrada desde que sigo a mi amado Quilmes y que de a poquito la estoy rajando a la mierda.
Hoy más que contento me siento en paz, más que feliz me siento ilusionado, más que eufórico me siento grande. Hoy el Quilmes atlético club, el más antiguo del país reivindica su lugar en la elite del fútbol argentino. «A brillar mi amor» canta el Indio, nuestros indios brillan junto a vos.
Fotos de Alberto Hougham para PasiónCervecera.