Con las manos limpias

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Tan solo un instante y el corazón se paraliza: Centurión se la lleva por izquierda, toca para Cámpora, este remata al arco, Trípodi contiene muy bien y en el rebote Zuculini la intenta empujar y el arquero nuevamente salva lo que era el empate de la academia.

Esta crónica puede tener dos enfoques; el primero en base a todas las suspicacias y rumores que se instalaron hasta el hartazgo desde hace semanas. El otro sería dividir el partido en primer y segundo tiempo.

Y de verdad no tengo ganas, ni considero que sea demasiado importante, analizar si Racing jugó a menos o no.

Si me importa decir que Quilmes salió hecho una tromba a jugar la primera etapa, que fue agresivo a la hora de atacar y criterioso cuando le tocó defender, que vi a un melli Elizari jugar mas suelto y más cómodo con respecto a como lo hace cuando tiene a Caneo al lado, que vi a Cobo ordenando toda la mitad de cancha, que palpite cada corrida de Garnier y que grité con tripa y corazón un golazo de Cauteruccio.

Es que Quilmes jugó un muy buen primer tiempo, y si bien debió apretar un poco más para irse al descanso con una tranquilidad necesaria, dominó a un tibio Racing que no proponía nada.

Y cuando todos esperábamos que el complemento sea igual o mas aburrido que el primero, Racing salio a comernos crudos, los ingresos de Cámpora y Pérez Guedes le dieron otro color al equipo de Zubeldía, se vinieron tanto por las bandas como por el centro, Quilmes cedió mucho la pelota, y si bien la única clara fue la que describo en el primer párrafo, los nervios y la preocupación estuvieron a flor de piel. Bien a lo Quilmes. Es difícil encontrarle una explicación al hehcho de que ultimamente el Cervecero se cae mucho en los segundos tiempos.

El objetivo está cerca pero como diría un viejo amigo «A los muertos se los cuentan frios». Nos vemos en el viaducto.

 

Uno por uno

 

Trípodi (7): De poco trabajo. Grandiosa doble atajada en el segundo tiempo.

Mandarino (6): Con problemas en la marca pero con un coraje implacable para salir a cortar. Se proyectó bastante.

Leyes (6): Alternó más buenas que malas. Transmitió seguridad.

Lema (7): Sacó todo lo que le cayó en el área. De arriba impasable.

Goñi (6): Volvió a ponerse su mejor traje. Cumplió en la marca aunque no fue determinante en las subidas.

Garnier (6): Muy buen despliegue del volante. Inteligente para jugar por derecha y criterioso a la hora de acompañar a Cobo como doble cinco.

Cobo (7): Patrón del medio campo. Quitó mucho y mejoró un poco en la entrega del balón.

Mansilla (4): Impreciso en todo momento. No fue incisivo por izquierda y entregó muchas pelotas a los rivales.

Elizari (6):  Conducción nata. Muy ingeniosos para enlazar volantes con delanteros. Gran asistencia a Cauteruccio

Menéndez (6): Si bien no tuvo situaciones claras de gol, se lo notó muy movedizo y arrastrando las marcas. Inteligente pivoteo.

Cauteruccio (6): Otro que estuvo muy movedizo. Cometió algunos errores en el segundo tiempo pero tuvo una buena producción. Fue el autor del tanto cervecero.

 

La gente

 

Mucho público Cervecero se acercó al Centenario para alentar al equipo. Unas 16.000 personas se dieron cita a pesar del mal clima.

Fue interesante ver tanto la platea como la tribuna lateral en un 90% de su capacidad y la cabecera casi a topo.

Cabe mencionar que el telón que hasta ayer se desplegaba en la ex preferencial, debutó en la Indio Gómez baja para luego subir a la alta.

La gente comenzó alentando mucho hasta que con el gol de Cauteruccio explotó toda la cancha. Fue curioso ver a la gente Racing festejando el resultado adverso de su equipo.

Cuando la victoria era casi un hecho el grito mancomunado por todos los cerveceros fue: «Quilmes , Quilmes de mi vida, vos sos la alegría de mi corazón» sintetizando de esta manera el amor incondicional que se le tiene al club.

 

 

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