Moralistas de cartón

Para regocijo de las casas de apuestas -que ahora tendrán una liviana forma de justificar la insólita decisión de retirar un partido sin prueba alguna de nada-, Quilmes le ganó a Racing. Y dio un paso gigante en la lucha por permanecer en la categoría. Y empujó un cachito más a Independiente. Y provocó una situación cuanto menos singular que nos tocó vivir a los que estuvimos en el Centenario: todo el estadio festejó un resultado que implicó la victoria de unos y derrota de otros.

En mi humilde opinión, Racing no fue para atrás. Que jugó mal es cierto, tanto como que lo hizo aun peor contra Independiente, como que caminó la misma letanía durante todo el torneo. Así como Zuculini pudo haber empatado y consagrado a todo el plantel como un grupo de mártires, es lógico que por más ganas de ganar que tengas, si todos tus hinchas quieren que pierdas no vas a jugar un partido normal. De ahí a ir para atrás hay un trecho.

Pero esto no es más que un punto de vista. Para mí, Racing hizo lo que pudo con su confusión y su mediocridad a cuestas. Se podrá disentir. Lo que no está bien es armar un circo de indignación disfrazada como si Gimnasia no le hubiera entregado un partido a Mandiyú para mandar al descenso a Estudiantes y así miles de ejemplos en la historia de nuestro, quién duda, manchado fútbol. No creo que este haya sido el caso, pero si lo fue, pasó muchísimas veces y seguirá ocurriendo. Y quedará en la nada hasta que alguien tenga una evidencia.

No trato de salir en defensa de los jugadores rivales que son bastante grandecitos y saben lo que hacen y dejan de hacer. Hablo de esto porque indirectamente nos ensucia a nosotros. Porque ahora parece que Quilmes sólo puede ganar un partido si el de enfrente va al bombo, porque ahora resulta que si se salva del descenso es porque lo ayudaron. Porque, como siempre, terminamos siendo los malos de la película. Manchan la gesta deportiva. Y ofende, y molesta.

Porque cuando parece que solamente es un juego de periodistas denunciantes –lo cual ya es gravísimo- te aparece el presidente del club perjudicado a formar opinión, a acusar sin ningún tipo de prueba y esto no hace más que demostrar lo que siempre supimos: nadie quiere un fútbol honesto. Sólo un fútbol deshonesto que los favorezca, que los beneficie. O al menos que les toque en suerte no salir perjudicados nunca. Y además de asqueroso es imposible.

Me pasa que releo lo escrito hasta ahora y me pregunto cómo puede ser que en cinco párrafos no haya hablado una palabra de lo que pasó en la cancha. Pido sinceras disculpas. Me contagié. De todas maneras no se vio mucho. Poco juego y demasiados nervios. Y hay que mejorar en un montón de aspectos para ganarle a Arsenal y terminar con toda esta tragedia, que al fin y al cabo es lo único que nos debe importar.

Fotos de Alberto Hougham para PasiónCervecera

DSC 193 DSC 219 DSC 225

DSC 226 DSC 231 DSC 254

DSC 452 DSC 460 DSC 489

DSC 528

Comments are closed.