Las redes sociales explotaron entre los indignados de siempre y los que defendieron y justificaron su accionar. Que no puede reaccionar así, que está loco, que el pobre hombre es una persona mayor… Y la pregunta es necesaria para esta altura de los acontecimientos. ¿Hasta dónde tiene derecho alguien, por pagar una entrada, de insultar? ¿Puede una persona bancarse que lo estén maltratando sin chistar? Porque está claro que es una costumbre de fútbol argentino y pocos se ponen a analizar que la puteada también es violencia. Entonces, ¿se puede entender la reacción del Chango?
A esta hora, el mundo del fútbol está enterado sobre lo que pasó con Vivas y Carlos Dondero. Pero, por si hay algún desprevenido, sucedió lo siguiente: Dondero insultaba (aunque luego haya salido a decir lo contrario por los medios) al DT del Cervecero hasta que éste se hartó y le respondió. «Esperame, cagón», se lo escuchó decir al Chango. Nadie lo puede acusar de vendehumo porque, dicho y hecho, apenas pitó Herrera salió como una bala a buscar a ese señor que lo volvió loco desde la siempre complicada platea techada. Gambeteó a Telechea, Garnier y a los cinco policías que quisieron detenerlo (uno hasta le habría tirado un palazo). Y en las escaleras para subir a la tribuna, se encontró con Dondero: dos piñas y al suelo el boca sucia.
Crisis. Escándalo. Papelón. Vergüenza. Títulos de caretas que caminan por la vida con una doble moral. ¿Desde cuándo el que te putea no se merece un par de bifes? El tema es que vivimos en el país de «haz lo que yo digo, pero no lo que hago». Y entonces ahí aparecen los paladines de la justicia, disfrazados de carmelitas descalzas, para sacarle el cuero al Chango por violento. ¿Y el pelotudo que se hacía el cocorito con una baranda de por medio? Ese es una pobre víctima. Un viejito de 57 años, con anteojos, que nada más le fue a decir que estaban cagando al equipo. ¡NO, SEÑOR! Ese tipo es un violento también. Pasa que se encontró con un calentón, al que con media vuelta lo sacas de sus casillas.
«Sí, pero él paga su entrada y tiene derecho a insultar», es la frase cassettera que se utiliza para estos casos. La respuesta, que también es de cassette, no tiene revatida: «mirá qué piola, entonces mañana me pagó una entrada para ver a Les Luthiers y si hacen el sketch de Don Rodrigo, le grito a Rabinovich que es un chorro y que me devuelva la plata». «Es distinto», dicen, y ahí termina la discusión. ¡Es distinto porque se te canta la garompa a vos que sea distinto, es la misma mierda pero en vez de en una cancha, en un teatro! El insulto es insulto en el Centenario, en el Amalfitani, en el Gran Rex o en la Bondiola no se mancha. Y si vas a putear, tenés que tener los huevos para bancarte el vuelto.
Ojo, todo esto no justifica lo que hizo Vivas. Le erró, se dejó llevar por su calentura y seguramente lo pague muy caro. Pero no le erró por ser un profesional o por la imagen que le puede dar al club. Pifió por ponerse a la altura de un tarado que le va a costar una mancha gigante en su currículum. Tan grande, que quizá (lamentablemente es así) le impida volver a ser DT de otro club.
En fin, parece que todo está dado para que el Chango deje de ser el técnico del Cervecero. Según trascendidos, sería él quien ponga fin a su ciclo, aunque hay varios dirigentes que también querían darle salida. Igual, de la CD, el que define es Aníbal Fernández, el resto podrá patalear, pero si Vivas cambia de opinión y decide continuar, seguramente el presidente lo banque. Bah, sería lo lógico, ¿no? Porque si se quejan de que ensució la imagen del club, primero deberían fijarse en los constantes plantones que les hacen los jugadores por no cobrar su sueldo, o la facilidad con la que entran barras a dar una conferencia de prensa después de un partido, a velar a un muerto en pleno encuentro de Reserva o a apretar a un DT, como le pasó hace poco a, sí, sí, el mismo Nelson David.
Una reflexión final. Vivas fue extremista con sus acciones y directamente fue a fajar al que lo puteaba. Pero vale la pena recordar que hace un par de semanas lo habían escupido. Y si vamos más atrás, está el episodio de Caruso Lombardi, discutiendo en el medio del partido con ¡la misma platea! Entonces, hipócritas, soldados de la falsa moral, insultadores compulsivos de baranda, ustedes también deberían hacer una autocrítica. Para putear quedate en tu casa. Si no, no te quejes cuando un técnico se hinche las bolas y te siente de culo con dos ñapis.
Ah, feliz cumple atrasado, Chango.
PD: Quilmes empató 1-1 contra Rafaela. Jugó mal de nuevo contra el mini Arsenal del campeonato. El gol, je, lo hizo el Pitu González, un pibe del club, de los que seguramente se queden sentados cuando venga otro DT…
Sebastián Díaz
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